Un hombre de origen marroquí intentó agredir a uno de los policías que custodian el paso. Por suerte, el hecho no pasó a mayores, el agente no fue herido por su atacante y este fue reducido y detenido por las autoridades del país vecino.
No es la primera vez que uno de nuestros agentes sufre un ataque de este tipo. Los amenazan, los insultan e incluso, como es el caso, los agreden, ya sea con armas blancas o a pedradas y botellazos. Las asociaciones de policías vienen alertando desde hace tiempo del caos y el descontrol que se da en los pasos y de la inseguridad que provoca. Son unas 13.000 personas las que diariamente cruzan la frontera para entrar en Melilla, y los efectivos que tiene Marruecos desplegados permiten en muchas ocasiones el paso sin cumplir con las mínimas exigencias de identificación y registros. Pasan la patata caliente a nuestros agentes, lo que provoca aglomeraciones y situaciones de tensión.
Es necesario que la colaboración con el país vecino mejore en este asunto. No es de recibo que desde Marruecos no se intervenga con la seriedad requerida, ya bien sea por falta de interés o por falta de efectivos, y no es admisible que esto ponga en riesgo la seguridad de los agentes que ejercen su labor en los puestos fronterizos.
Hay que intentar hacer ver a nuestros vecinos que es necesario cooperar en la frontera, hacer un reparto equitativo de las obligaciones de cada país y que en ambos lados se cumpla con las funciones que a cada uno le corresponda. Ganarán tanto los policías como las miles de personas que diariamente pasan a nuestro país.