La obra de mano en Melilla es un asunto que no deja indiferente a ningún ciudadano. Un ejemplo es lo que le pasó a Pepe (nombre ficticio), quien para reparar una mesa de madera llamó a tres carpinteros y ninguno pudo: el primero le dijo que estaba liado y que lo llamara como en un mes, el segundo que lo llamará después de dos semanas y el tercero no le contestó. “Al final lo tuve que arreglar yo solo”.
También tuvo problemas con “un fontanero que es famoso” cuando fue a desatascar los baños. “Cuando vino, me echó el producto, sacó porquería del sifón y cuando estaba haciendo el trabajo me rompió el sistema que hay en mi casa para que el sumidero se cierre del lavabo”.
Cuando Pepe le pidió que lo arreglase, el fontanero se excusó en que está averiado el sistema y que no lo repararía gratis.
Finalmente le dijo que se fuera, pues comenzó incluso a dar golpes al lavabo para levantarlo. Además, descubrieron que les querían cobrar 50 euros por un sumidero cuando en una tienda lo consiguió por 14 cuando ya decidió arreglarlo él mismo.
Dolores, que regenta un negocio familiar, explica que “básicamente te dicen ‘sí, mañana voy’ y nunca vienen. Tienes que estar llamándoles constantemente para que vengan”.
“Cuando quise poner las paredes de pladur de la farmacia la empresa que vino se trajo a un trabajador que lo hacía muy bien y el resto yo creo que eran menores o sin papeles o algo parecido y no sabían hacer nada. Me dijeron que tardarían como mucho dos fines de semana y al final fueron cinco o seis”, añade.
Esta situación, Javier, otro ciudadano afectado por esta situación, la resume en que llamar a alquien para reparar cualquier tipo de problema en el hogar, aunque sea pequeño “es misión imposible”. “Los mismos seguros del hogar te envían las mismas personas siempre sean buenas o malas, así que no hay mucha oferta”.
Añade que, además, en muchas ocasiones la opciones que hay son trabajadores en negro que no quieren facturar.
Javier señala que, antes del cierre de la frontera, estaban los trabajadores transfronterizos, los cuales estaban cualificados porque se dedicaban a ello. “La realidad es que los melillenses, muchos de nosotros, nunca nos hemos preocupado por ese tipo de cuestiones porque hay muchos que no se quieren dedicar a ser electricistas, fontaneros, etc.”.
Ahora, un empresario melillense se ha quejado de la falta de oficiales de albañilería, asegurando que tiene varias promociones paradas porque no encuentra trabajadores. “Los melillenses no quieren trabajar en verano”.
Francisco López, secretario general de CCOO a nivel local, explica en primer lugar en Melilla no existe subvención a los trabajadores para obtener certificado profesional como Oficial Albañilería. “Por lo que tanto el SEPE y PROMESA podrían incidir no sólo en esta categoría sino en todas que en Melilla (Traductores, Guías, Campo digital, etc)”. Referente a que no quieren trabajar en verano “a lo mejor es como el tema de Hostelería'', dice López: “se paga mal y muchas horas de trabajo sin cotizar”.
Por su lado, Jesús Delgado Aboy, presidente de Promesa, defiende que hay cursos de formación eficaces y para ello, recala que se reunió con los empresarios de la ciudad para que le trasladasen los perfiles que necesitan.
Sin embargo, explica que han sacado cursos de encofradores, de hostelerías o soldadores y se han quedado vacíos. Insiste en que las puertas de Promesa están abiertas.
Un fuente cercana a la formación en oficios explica que habría que ofrecer cursos de albañilería con una especialización añadida y que hay centros de Melilla preparados para ello -y que llevan años formando en este sector-, pero que se ofertan cursos de peluquería u otro tipo de trabajos poco demandados “por conveniencia”. Con un albañil especializado sería más atractivo para los empresarios contraten.
Acerca de si los alumnos optan por unos cursos o por otros, dicha fuente explica que eso va en función de lo que se pague por curso, por lo que está en manos de Promesa que la balanza tire más hacia un lado u hacia otro.
Melilla es una ciudad subvencionada, tal vez la mayor de ESPAÑA, y los jóvenes prefieren seguir viviendo con sus padres y coger alguna ayuda o ayudas con las que van tirando.
Los que se van a estudiar o a formarse es muy raro que vuelvan para establecerse aquí…
Y así con ayudas, subvenciones y planes “mentirosos” de empleo vamos cada vez más en una decadencia probablemente ya irreversible.
Intuyo que la diferencia de los 50 euros que le quería cobrar a los 14 que el pago sería para pagar su tiempo y gastos asociados (gasolina) para ir a comprar el sumidero.
Respecto a la calidad de los trabajos yo personalmente los encuentro muy por debajo de los standares. La mano de nuestro país vecino se caracteriza por falta de control de calidad lo que en la mayoría de las veces acabamos siendo víctimas de una chapuza.
Eso pasa en Melilla porque no se valora al profesional.como dice el refrán lo barato sale caro.claro que tenemos profesionales en Melilla y muy cualificados y me incluyo pero la calidad se paga y aquí están acostumbrados a mal pagar al oficial de 1 por eso se traen a chapuzas y luego se quejan a los melillenses están acostumbrados a pagar a mano de obra barata por culpa de. Nuestros vecinos ehh y no digo q no haya profesionales pero cobran más barato por qué el nivel de vida de ellos es más barato pero desde que cerró la frontera y se quedaron allí ya cambio la cosa y ahora ven nada más .en fin esto lo que pasa cuando nadie le interesa estudiar oficios solo secretaria nadie ya le gusta el trabajo manual nuestros niños están mal acostumbrados