LOS mandamases de la Generalidad tergiversan la ‘Guerra de Sucesión’, que es la que hubo, con la ‘Guerra de Secesión’, que es la que ellos quieren hacernos creer. Manuel Milà i Fontanals, en su ‘Romancer Català’, la poesía ‘Expedició a Portugal’, en la que se habla de la vestimenta de los ‘Mossos’ y su indiscutible vinculación española dice: “Barcelona ciudad grande, bandera hay parada/ bandera de fuego y sangre, (…)/ somos soldados/ somos soldados del rey de España/. No será tan mala, no, como el rey la ha llamado./ Somos soldados/ somos soldados del rey de España/(...)/. No será tan mala, no, como el rey la ha llamado./ A Barcelona iremos, muchachos, a sentar su plaza. /Uniforme llevaremos, para servir al rey de España:/ alpargata azul en el pie, veta hasta media pierna,/ el sombrero engalanado (de copa), como mozos de la escuadra” . Yo, la verdad si existe algo que no soporto, es la tergiversación de la realidad histórica por el nacionalismo catalán, que no sólo ha pervertido la esencia española de Cataluña sino que ha convertido uno de los cuerpos más odiados por los catalanes, precisamente por su aspecto monarquico y español en la tropa catalana, que es la base de las fuerzas de orden público en esa región. Fíjense que no tenían ni ejercito ni policía propia. No tenían uniformes ni símbolos, pero no había problema: se cogía algo que existiera antes, se le daba un lavado de cara y una manita de pintura ondeando la estela nacionalista y así: la Generalidad recuperó los Mozos de Escuadra.
Como todos saben ésta fuerza surge a instancias de Felipe V como fuerza de choque y seguridad sobre las zonas rurales de Cataluña, Salvando las distancias, por supuesto, podría decirse que serían el germen de lo que un siglo después, sería la Guardia Civil. Sea como fuere, aquellas primeras Escuadras de Cataluña tenían, además del cometido de mantener el orden en el campo, el de perseguir la subversión, con lo que cualquier partidario del Archiduque Carlos de Austria, miguelete o enemigo del nuevo régimen era objetivo preferente de las nuevas tropas de orden público. Esta fuerza surge en Valls, cerca de Tarragona, creándolo su alcalde a costa de los impuestos de la población pero con una fuerte base de lealtad a la monarquía. Expansionándose poco a poco por toda Cataluña, llegando a los dieciséis destacamentos a mediados del XVIII. Los integrantes del cuerpo serian por entonces unos ciento treinta, continuando la expansión en los siglos siguientes hasta conseguir su pico máximo en los inicios del siglo XX. Por lo tanto, los Mozos, inevitablemente son Monárquicos e incluso, siguiendo la tradición, los actuales integrantes deberían lealtad a Felipe VI, por encima de cualquier otro mandato.
Actualmente se intenta ocultar éste término por el de una ‘policía nacional catalana’, pero la verdad es que la Historia es la que es, y según varios autores imparciales los inicios del cuerpo eran tan felipistas, y por tanto borbónicos, como su fundador. Es más, el cuerpo tuvo un nombre tan esclarecedor que sin duda levanta ampollas en los actuales ‘prohombres independentistas’: “Paisanos Armados Felipistas”. Y si se fijan un poco en los colores de su uniforme, hay historiadores que con el azul y el rojo, que son los colores de la corona francesa, y en este caso del rey Borbón.
Los Mozos de Escuadra existieron hasta ‘La Gloriosa’ en que el General Prim, que buscaba un centralismo igualitario, propugnó que fuera la recién creada Guardia Civil, que de manera homogénea cubriera los puestos de vigilancia y seguridad en todo el territorio nacional; con el doble objetivo que favorecía a todo el País y a Cataluña por igual. Por un lado los catalanes, que pagaban a los mozos de su propio bolsillo, que salía de los ayuntamientos, y la Guardia Civil que cobraba del Estado. Así el Estado se quitaba de en medio injerencias que, aunque fuesen monárquicos a la larga podría degenerar en problemas de competencias e intromisión, tal y cómo lo vemos hoy en día.
Por último: ¿usted cree que los gilipollas, más bien salvajes provocadores de altercados, que queman contenedores en la Vía Layetana ‘estrenyent’ (apretando, según el Joaquín Torres), saben algo de esta historia?. Aunque éste sí que lo sabe muy bien, y además con mucha maldad. Fíjense lo que escribía hace algunos años, sobre los que hablan el castellano en Cataluña. Solo es una pincelada de su odio soterrado: «...Ahora miras a tu país y vuelves a ver hablar a las bestias. Pero son de otro tipo. Carroñeros, víboras, hienas. Bestias con forma humana, sin embargo, que destilan odio. Un odio perturbado, nauseabundo, como de dentadura postiza con moho, contra todo lo que representa la lengua (catalana). Están aquí, entre nosotros. Les repugna cualquier expresión de catalanidad...». Yo creo que este tío es un perfecto xenófobo, aunque otros dirían que es un misántropo de mierda. Bueno, pues ahí estuvo el tío en la Plaza de San Jaime, de Barcelona, Ciudad Condal (título Borbón), dirigiendo la Comunidad Autónoma de Cataluña, hasta que los Tribunales le dijeron que se marchase a hacer puñetas, por desobediente. Y así que fue.