Llegaron en una lancha neumática hasta el puerto en la noche del pasado jueves.
En la noche del pasado jueves, alrededor de las 23:00 horas, los efectivos de la Guardia Civil localizaron a una lancha neumática de tres metros y medio, que se dirigía al puerto comercial melillense. En ella iban un total de 21 inmigrantes, de origen subsahariano, entre los que se encontraban dos mujeres y siete menores. Con esta entrada la ocupación en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) asciende ya a los 844 residentes, muy por encima de su capacidad real que son de 472 plazas.
Según informaron desde la Delegación del Gobierno en la ciudad, la embarcación fue avistada en alta mar por el Grupo Especialista en Actividades Subacuáticas (GEAS) de la Guardia Civil. Al percatarse de la presencia de los agentes, la lancha, “a toda velocidad”, puso rumbo a Melilla y arribó al Club Marítimo en torno a las 23:00 horas.
Los inmigrantes se encontraban en buen estado de salud por lo que no necesitaron de asistencia sanitaria. Tras pasar por la Jefatura Superior de Policía de Melilla para tramitar el correspondiente expediente de expulsión fueron trasladados al Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes.
Según explicaron a este diario desde la Delegación del Gobierno, la ocupación en el CETI se encontraba en 823 inmigrantes, a los que ahora se les suma los 21 que entraron en la noche del jueves. Cabe recordar que la ocupación máxima del CETI es alrededor de 500 residentes, una cifra que este verano el propio delegado del Gobierno, Antonio María Claret, calificó como “manejable”.
No obstante, y desde que comenzó la temporada veraniega con la constante entrada de inmigrantes en lanchas y pateras la ocupación en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes no ha bajado de 750, llegando a registrar una ocupación máxima de alrededor de cien personas más.
Así, este verano la Delegación se vio obligada a pedir prestadas al Ejército literas para poder acoger a todos los inmigrantes que llegaban casi a diario durante el mes de julio. Ello además, motivó una reorganización dentro del CETI para habilitar los módulos destinados a enseñanza e incluso parte del comedor para acoger la gran cantidad de inmigrantes que llegaron.
Por otra parte, se intentaron agilizar los traslados a la península para así desahogar la alta ocupación en el CETI, pero tras varias semanas de traslados, éstos se han ido espaciando en el tiempo y no en las cantidades que dejarían la ocupación en el centro en niveles “óptimos”.
La UFP insiste en que había un agujero en la valla
El sindicato policial UFP volvió a reiterar ayer la existencia de un agujero en la valla por el que se estaban “colando” menores extranjeros no acompañados. Fue el representante melillense de este sindicato el que aportó pruebas fotográficas del mismo. Sin embargo, la Delegación del Gobierno lo negó. La UFP afirma que este agente policial entregó un informe a sus superiores con el hallazgo, que a su vez informaron al delegado del Gobierno. “Cuál es nuestra sorpresa cuando el señor delegado del Gobierno en Melilla, después de reunirse con sus asesores, le dicen que es mentira y que la UFP está mal informada, que no hay ningún agujero”, afirma el sindicato policial en una nota de prensa.
Además, la UFP dijo temer que se tomen represalias contra su representante melillense por el descubrimiento de un agujero en la valla y, por ello, advirtió que “si observamos cualquier actitud revanchista con cualquier compañero, el Comité Ejecutivo Federal de la UFP no descansará hasta que, con la ley en la mano, esas actitudes sean severamente castigadas”.
Por último, el sindicato policial aconsejó al delegado del Gobierno “dejarse aconsejar por los que trabajan diariamente en la frontera” y no por “esos asesores que sólo han visto la frontera por la televisión y no la han patrullado como lo hacen diariamente los policías de Melilla”.