El portavoz del colectivo afirmó que dejaron la Plaza de España “por respeto a los melillenses” y para no presionar a la Delegación del Gobierno con su sentada.
El colectivo de inmigrantes tunecinos que inició una sentada frente a las puertas de la Delegación del Gobierno el pasado 20 de febrero, decidió en la jornada de ayer trasladar su protesta a las inmediaciones del CETI de Melilla.
En palabras dirigidas a los medios de comunicación momentos antes de iniciar el traslado de su campamento, el portavoz del grupo también anunció que tenían pensado poner punto y final a la huelga de hambre comenzada el pasado viernes ayer a la medianoche.
Como ya informó El Faro, los inmigrantes realizaron un primer amago de abandonar la Plaza de España hace cinco días, pero voces externas al grupo les recomendaron que recrudecieran su protesta, momento en el cual decidieron iniciar el ayuno.
Asimismo, este periódico señaló en su edición de ayer que la sentada había perdido fuerza en los últimas días a causa de la fuerte división interna que había en el colectivo de tunecinos, pues sólo la mitad de ellos apostaba por continuar con la huelga de hambre hasta que se atendieran sus reclamaciones.
Según afirmó ayer su portavoz, han decidido dejar el lugar originario de protesta para no molestar a los melillenses, subrayando que el campamento, compuesto principalmente de cartones, mantas y pancartas, podía ofrecer una mala imagen a los viandantes.
“No queremos interferir en el día a día de los ciudadanos, así que optamos por continuar la protesta donde no molestemos”, aseveró el vocal del grupo en un rudimentario castellano.
Del mismo modo, puso sobre la mesa el mismo argumento que esgrimió el pasado viernes, cuando tuvo lugar el primer intento de dar por concluida la sentada: Que con su retirada quieren dar un voto de confianza a la Delegación del Gobierno para que puedan estudiar su caso sin presiones.
Además, el portavoz afirmó que en los próximos días irán saliendo de Melilla otros colectivos de inmigrantes y se mostró confiado en que le llegue al turno a los tunecinos en el menor tiempo posible. “Nos vamos por respeto a los melillenses”, aseveró.
No en vano, su protesta continuará justo en frente del CETI. Hay que aclarar que en primer lugar señaló que sería “por lo alrededores del centro”, lo que hacía pensar que se trasladarían al campamento de chabolas del Cerro de Palma Santa, que está a escasos metros, pero matizó que no se instalarán en el poblado.
Momentos después de regresar al CETI, este periódico pudo comprobar que el lugar elegido finalmente fue la intersección entre la Carretera de Farhana y la Circunvalación, como demuestra la imagen, que es encuentra a escasos metros del centro.
Sin contacto oficial
Por otro lado, cuando se le preguntó al portavoz acerca de cómo habían sido los contactos con la Delegación del Gobierno desde que comenzaron sus reivindicaciones o si habían presentado sus demandas por escrito, manifestó que no han “hablado” con los representantes del Ejecutivo central en Melilla.
Así pues, se cumple la recomendación realizada el pasado domingo por el máximo representante de la ONG melillense Prodein, José Palazón, quien opinó en El Faro que la sentada “carecía de sentido”, ya que la Delegación del Gobierno había demostrado su voluntad de solventar la situación en el menor tiempo posible.
Por parte de Delegación, no se realizó ninguna valoración sobre este gesto, y se volvió a solicitar a los inmigrantes que tengan paciencia y confianza en que se están haciendo esfuerzos para arreglar su situación y la de gran parte de los residentes del CETI.
Habrá que esperar a los próximos días para comprobar qué rumbo toma la protesta, aunque todo parece indicar que, al igual que ocurrió con los congoleños, su traslado depende más de los tiempos legales establecidos y de los contactos con la embajada de su país que del deseo de la Delegación del Gobierno. No en vano, su máximo dirigente, Abdelmalik El Barkani, está cumpliendo a rajatabla su objetivo de devolver al CETI a sus cifras normales de ocupación, por lo que es de esperar que su traslado no se demore demasiado.
Este colectivo reclama su traslado a la península, donde tienen la esperanza de encontrar un puesto de trabajo con el que comenzar a ganarse la vida y poder enviar dinero a los familiares que dejaron en su país de origen