Se les acusa de un delito de lesiones y de otro de atentado contra el orden público. Sobre el resto de implicados en la reyerta del pasado viernes que fueron identificados por las fuerzas policiales no hay ningún cargo.
Los tres detenidos en la pelea ocurrida el pasado viernes en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) han sido puestos en libertad con cargos, según comunicaron a ‘El Faro’ fuentes de la Delegación del Gobierno de Melilla.
Así pues, los tres arrestados están pendientes de juicio por un presunto delito de lesiones y atentado contra el orden público. Mientras aguardan su cita con la Justicia, han sido reintegrados en el CETI.
Por otro lado, aquellas personas que participaron en la reyerta y que fueron identificados por las fuerzas policiales han sido eximidos de cualquier causa.
De igual modo, desde la Delegación del Gobierno recordaron que el proceso para investigar lo ocurrido en la noche del pasado viernes continúa abierto, por lo que no se descartan nuevas detenciones.
Posibles consecuencias
En opinión de la asociación humanitaria melillense Prodein, los acusados “llevan las de perder” en este asunto, pues su máximo dirigente, José Palazón, barajó la posibilidad de que el castigo que se les imponga “podría servir de ejemplo para evitar nuevos incidentes”.
Además, recordó que no es la primera vez que un residente del CETI ingresa en prisión por un presunto delito, aunque prefirió mostrarse cauto y a la espera de que la Justicia se pronuncie al respecto.
Por otro lado, señaló que en este tipo de situaciones, y pese a las posibles condiciones atenuantes del delito, es la ley la que debe prevalecer, y que si alguien la infringe, “tiene que pagar en su justa medida”.
Ya en días pasados, el delegado del Gobierno, Antonio María Claret, aseguraba que los responsables de la reyerta tendrían que responder de sus actos ante la Justicia. De igual modo, desde las formaciones sindicales, encabezadas por Comisiones Obreras (CCOO), se afirmó que el régimen interno del centro debería garantizar la seguridad de los trabajadores y de los residentes mediante un sistema de sanciones “más eficaz”.
Por el momento, parece que la situación se ha calmado en el CETI. “No están por la labor de pelearse”, agregó Palazón, quien destacó que la intención de los inmigrantes es la de llevar una vida “lo más normal y apacible posible”.
No obstante, culpó de este “incremento de tensión” entre los habitantes del centro al alto número de residentes, pues señaló que actualmente hay unas 600 personas viviendo en él. “No es una situación cómoda para nadie, por lo que es normal que surjan roces. Pero la voluntad de los que viven allí es la de estar tranquilos y vivir sin problemas”, concluyó el máximo dirigente de Prodein.