A riesgo de parecer una escena de la novela ‘20.000 leguas de viaje submarino’, de Julio Verne, decenas de melillenses se atrevieron a visitar ayer el sumergible ‘Tramontana’, que atracó el viernes en la ciudad y se convirtió en una auténtica atracción, ya que es el primer submarino que llega a Melilla en los últimos 12 años. Esta visita se enmarca en las actividades programadas con motivo del Día de las Fuerzas Armadas 2018.
Los visitantes fueron bajando al interior del ‘Tramontana’ a través de la escotilla de proa por grupos reducidos, de unas diez personas, para facilitar la visita guiada en compañía de algunos miembros de la tripulación, entre los que se encontraba el capitán de corbeta Jaime Bellido Martínez.
“Estrecho”
Lo que más llamó la atención a los melillenses fue la estrechez de los pasillos del submarino, que a penas dejaban paso para una sola persona y dificultaban el acceso para dos que quisieran pasar al mismo tiempo. El paseo por el interior del ‘Tramontana’ permitió descubrir cómo es el día a día dentro de este sumergible y cómo se distibuyen las distintas salas.
Bellido Martínez explicó que este vehículo tiene capacidad para unas 66 personas, que se distribuyen las tareas de guardia de manera muy organizada para evitar perder el tiempo y garantizar que se cumplen todas las órdenes.
Entre otra de las curiosidades que más llamaron la atención a los melillenses es que el ‘Tramontana’ sólo tiene una ducha y dos lavabos para compartir entre todos sus ocupantes, algo que fomenta todavía más la organización de turnos. Además, sólo el comandante tiene camarote, por lo que el resto de tripulación duerme en una sala con varias camas por turnos, siguiendo así el conocido método de cama caliente: mientras unos duermen, otros están de guardia, y en cuanto acaban, se cambian, por lo que la cama nunca se enfría.
El espacio de la cocina también era algo minúsculo y las salas de mando, además, contaban con toda clase de aparatos de mediciones de sonido y distancias para detectar y registrar todo cuanto pasa alrededor del submarino.
Que no falte
El elemento más característico de un submarino es el periscopio. El ‘Tramontana’ cuenta con dos que permiten observar todo lo que sucede en la superficie sin ser descubiertos por el enemigo. Sin embargo, como el sumergible precisamente no estaba bajo el agua, los visitantes no pudieron ver nada a través de ellos.
El capitán de corbeta recordó que el tiempo máximo que se suele estar sumergido es de 30 días, aunque él aseguró que lo más normal es participar en tareas de vigilancia entre 15 y 18 días. En todo este tiempo, tienen que gestionar adecuadamente los alimentos, el combustible y el oxígeno para evitar quedarse sin.