Los padres de la pequeña Lubna Mohamed, que cumple hoy 18 días de vida, agradecen a este equipo médico su intervención.
Todos los partos son complejos y tienen sus dificultades y los padres suelen ponerse muy nerviosos cuando ven a sus esposas doloridas por las contracciones. Sin embargo, Mohamed Musa Hussein pasó de estar preocupado por el parto de su mujer a tener miedo porque el bebé que llegó no respiraba ni lloraba nada más salir del vientre de su madre. Sin embargo, su historia acabó con un final feliz gracias a la intervención de los profesionales sanitarios del 061, que devolvieron a la vida a su hija Lubna, que hoy ha cumplido 18 días.
El pasado día 6 de febrero a las 8:00 horas comenzaron las contracciones de la madre de Lubna. Esta familia contaba ya con cuatro pequeños niños que alegraban la vida de sus progenitores, pero el bebé que estaba en camino era una niña y todos estaban muy ilusionados con que la nueva incorporación fuera una chica.
Con sólo incorporar a su mujer, Musa Hussein, vio cómo rompía aguas y también empezaba a sangrar y “confundido por el pánico, el jaleo y lo gritos de todos los componentes de la familia”, llamó al 061 para que fueran a buscar a su esposa.
Musa Hussein aseguró que el equipo sanitario del 061 llegó a los pocos minutos con dos “camilleros que tomaron el control de la situación”.
Mientras que uno de ellos animaba a la mujer de Musa Hussein para que con cada contracción empujara para facilitar el parto y ayudar al bebé a salir, el otro componente de este servicio de emergencia fue hasta la ambulancia, lo que supuso un momento de desesperación para el padre del bebé que estaba a punto de llegar al mundo.
Desesperación sin consuelo
Musa Hussein destacó que en esos momentos la tensión era muy grande por lo que comenzó a gritar a estos sanitarios y a preguntar por qué su niña recién nacida no lloraba. Aunque estos profesionales no perdieron la compostura y repetían una y otra vez a todos los que estaban allí con ellos viendo este nacimiento que se calmaran y que estuvieran tranquilos.
Este padre melillense explicó que su hija nació con problemas y sin ningún signo de vida, por lo que se esperaba el peor final para esta historia, que en un principio iba a desatar la alegría de toda la familia Musa.
La situación no iba bien y eso se lo confirmó a este hombre la salida de uno de los sanitarios hacia la ambulancia para buscar algo. Nada más nacer, comenzaron con la maniobra de reanimación de esta niña para que pudiera respirar por sí sola.
“El camillero empezó a reanimar a mi hija. Yo impotente y sin saber qué hacer, volví a llamar al 061 pidiendo más recursos materiales para conseguir salvar a mi pequeña”, explicó Musa Hussein.
Todas las medidas, los sanitarios y las acciones son insuficientes cuando se presencia una de estas escenas en las que no se comprende qué es lo que está pasando con exactitud, pero se intuye que no se están desarrollando los actos con normalidad.
“Yo con la cabeza agachada y esperándome lo peor veía cómo los camilleros insistían e insistían”, afirmó.
Pidió a Dios con todas sus fuerzas que ayudara a estos dos sanitarios y que le devolviera a su hija.
En esos instantes, Musa Hussein escuchó por primera vez el llanto de su pequeña. Solo unos minutos habían pasado entre unas acciones y otras, pero con toda seguridad fueron una eternidad para todos y cada uno de los miembros de esta familia melillense.
Fue descrito por Musa Husein como “un acto divino” producto no sólo de la intervención de Dios, sino de la perseverancia de los sanitarios del 061, “gracias al trabajo de estos dos profesionales que en ningún momento dejaron de insistir en salvar la vida de mi hija”, apuntó Musa Hussein.
“Hoy en día, mi pequeña Lubna Mohamed cumple 18 días totalmente sana y muy guapa”, destacó este padre orgulloso por su nuevo retoño.
Además, este melillense insiste en que no sabe cómo agradecer el trabajo de Mohamed Bakali y de Hakín, los dos ángeles sanitarios que obraron el milagro de devolver la vida a pequeña Lubna.
“Gracias a ellos hoy disfruto viendo a mi hija llorar”, remarcó este melillense quien, al no encontrar una forma más para dar su agredecimiento al 061, narró a El Faro su experiencia para reconocer la gran labor de estos profesionales.