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La Ciudad ha iniciado el acondicionamiento del cauce que da a la calle Arroyo María Cristina, algo que los vecinos llevaban tiempo reclamando
Kilos y más kilos de basura se acumulan desde hace tiempo en el cauce que da a la calle Arroyo María Cristina, lo que hace que por la zona pululen ratas, cucarachas y otros animales. Después de que los vecinos del Barrio Hebreo llevaran tiempo reclamando a la Ciudad la limpieza del lugar, Medio Ambiente inició la semana pasada las tareas de acondicionamiento.
El consejero del área, Manuel Ángel Quevedo, explica a El Faro que hasta ahora están trabajando fundamentalmente con máquinas aunque también van a contactar con la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) para hablar sobre las rejas de los sumideros y la limpieza de pozos y zonas más profundas.
Clasificar los residuos
Mimon Abdelkader, uno de los vecinos del Barrio Hebreo, se mostraba extrañado de que las máquinas no hubieran aparecido ayer por la zona. No obstante, el consejero concreta que los trabajos van a reanudarse en la jornada de hoy, si el tiempo no lo impide. “Irá una pala de cadenas a seguir limpiando el foso y algunos operarios para clasificar los residuos”, indica Quevedo.
Además, otros operarios seguirán limpiando el arroyo en la zona más alta, fuera del foso. “Cuando veamos el rendimiento a mano, veremos cuándo puede estar lista la limpieza; quizás esta semana”, apunta.
“Desgraciadamente se tira mucha basura en ese cauce y es complicado extraerla”, lamenta el consejero del área.
Mimon Abdelkader también destaca la falta de concienciación por parte de algunos de los vecinos. De hecho, El Faro presencia cómo un hombre tira alegremente un paquete vacío de tabaco al foso, lo que le cuesta la reprimenda de otro de los lugareños del Barrio Hebreo.
No obstante, señala que llevan tiempo pidiéndole a la Ciudad que llevara a cabo la limpieza de la zona y se quejan de la falta de infraestructuras en el barrio, uno de los más antiguos de Melilla.
Abandonados
“El barrio está dejado de la mano de Dios”, apunta otro de los vecinos, que también se llama Mimon y vive justo al lado del muro que separa el cauce de la calle. “Mi nieto vio el otro día una serpiente”, asegura.
Los dos vecinos afirman que es habitual ver todo tipo de animales por la zona, algo que se acrecentó la semana pasada, después de que comenzaran los trabajos de limpieza. Denuncian así que salieron ratas cuando las máquinas estaban en plena faena de extracción de residuos.
Mimon Abdelkader se muestra “contento” porque se han iniciado los trabajos aunque puntualiza que el acondicionamiento debería haberse hecho mucho antes. Y es que dice que, “día sí y día también”, los Bomberos tienen que desplazarse hasta la zona para apagar algún incendio de basuras provocado en el cauce por algún “pirómano” del barrio. “Movilizar el camión es más caro que limpiar”, ironiza.
También advierte de que si llueve torrencialmente, el túnel que separa el cauce de la calle Arroyo María Cristina puede no soportar la presión del agua y acabar cediendo.
“Yo he visto derrumbarse el muro dos veces cuando era pequeño”, asevera, alertando de que puede acabar ocurriendo una “desgracia”. “El agua sigue su cauce natural”, añade.
Hace hincapié en que toda la basura que se ve a simple vista es solo la punta del “iceberg” puesto que debajo del cauce hay un túnel, que también acumula desechos. Recuerda con nostalgia que cuando eran pequeños, se metían por una galería subterránea que llega hasta Horcas Coloradas.
“Eran otros tiempos” en un barrio en el que se asentaron los primeros judíos que llegaron a Melilla y que hoy se siente marginado y alejado del resto de la ciudad. “No vienen ni en elecciones”, concluye.