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Hay taxistas pirata que incluso se dedican a esta actividad sin tener permiso de conducir
La policía Local informaba ayer de un suceso que muestra hasta qué punto el hecho de dedicarse al transporte de pasajeros sin disponer de licencia para ello se ha convertido en un medio de vida para muchos melillenses.
El jueves, agentes de este Cuerpo denunciaron a un conductor por ejercer de taxista pirata, que es la mejor forma de definir la tarea a la que se dedican esos infractores. Hasta ahí, todo entra dentro de lo ‘normal’ en una ciudad en la que esta forma de hacer competencia desleal a los taxistas que pagan religiosamente sus impuestos -y a la COA, que también es víctima de los piratas- es prácticamente el pan nuestro de cada día.
Lo que realmente llama la atención de este caso en particular es que el denunciado ni siquiera disponía de permiso de conducir. Si alguien, para llevarse unos ingresos, está dispuesto a arriesgarse a una doble condena -a la de dedicarse a una actividad económica sin autorización para ello y a conducir sin disponer de carné-, cabe plantearse una pregunta: ¿Las penas que se aplican por estas infracciones son lo suficientemente duras?
Desde hace mucho tiempo, tanto la Asociación del Taxi como la COA vienen denunciando la presencia masiva de taxis pirata en nuestra ciudad, que causa un grave perjuicio a las arcas de ambas entidades. Para más inri, los conductores dedicados ilegalmente al transporte de pasajeros se ubican cerca de las paradas de autobús y de taxi, con lo que en muchas ocasiones les arrebatan clientes ante sus narices.
Es cierto que la Policía Local no dispone de personal suficiente para dedicarlo en exclusiva a perseguir estas conductas. Por ello, es necesario aplicarles sanciones ejemplares para disuadirlos de su actitud. Y para ello hay que convencerlos de que de ningún modo les saldrá rentable arriesgarse a quebrantar las reglas del juego.