El Aula de Mayores de Melilla celebró este jueves una nueva edición de la Cruz de Mayo con una jornada cargada de actividades culturales y sociales que reunió a alumnado, profesorado, instituciones y colectivos colaboradores en un ambiente de alegría, convivencia y reconocimiento a la cultura popular.
El evento tuvo lugar en las instalaciones del propio centro, donde desde primera hora de la tarde comenzaron a llegar los asistentes. La jornada se desarrolló con una merienda compartida, actuaciones musicales y un programa artístico especialmente diseñado para la ocasión. Entre los momentos más destacados estuvo la presentación del coro del Aula, que interpretó varias piezas tradicionales, y la esperada actuación del cuerpo de baile de la Escuela de Flamenco de Melilla, que puso el broche final con una intervención muy aplaudida por el público.
Uno de los aspectos que marcó esta edición fue la activa participación del alumnado, que no solo disfrutó como espectador, sino que también formó parte del proceso creativo y organizativo de la celebración. Como es tradición, el acto central giró en torno a la presentación de la Cruz de Mayo, una pieza elaborada colectivamente y que cada año representa un reto artístico y simbólico. La cruz fue diseñada y coordinada por el profesor de arte Juan Carlos Martínez, quien detalló que en esta ocasión se apostó por una continuidad estética respecto al año anterior. “Hemos ampliado la cruz anterior, que tenía forma de cajita renacentista, para convertirla en una pequeña capillita. Hemos incorporado columnas, arcos de medio punto y figuras como San Pedro y San Pablo, cuidando cada detalle con rigor artístico y respeto por la tradición”, explicó.
Martínez, con más de dos décadas al frente de actividades creativas en el Aula, también reflexionó sobre los cambios que ha experimentado el centro en cuanto a la implicación del alumnado. “Hace 23 años todos cooperaban intensamente en la confección. Hoy en día, aunque el interés sigue siendo alto, sobre todo en fiestas y celebraciones, hay que adaptarse a nuevas dinámicas para las tareas más manuales. La manera de participar ha cambiado con el paso del tiempo”, señaló. A pesar de ello, subrayó la motivación y creatividad que el grupo demuestra cada curso. “Cada año intentamos sorprenderles con nuevas influencias: islámica, futurista, barroca... Lo importante es que disfruten del proceso. Este año, como guiño especial, no podía faltar el ‘pero’ en la cruz, con su simbólica tijera clavada, para que nadie tenga que decir ‘pero le falta algo’”, añadió entre risas.
El acto estuvo acompañado por la presencia del consejero de Educación, Juventud y Deportes, Miguel Ángel Fernández Bonnemaison, quien quiso mostrar su respaldo institucional a este tipo de iniciativas. En su intervención, destacó la relevancia de los programas formativos y socioculturales dirigidos a personas mayores. “Disfruto muchísimo cada vez que vengo. Todo el esfuerzo y recursos que se inviertan en actividades para mayores es poco. Me encanta cómo se implican con entusiasmo en cada propuesta, nadie los obliga y eso marca la diferencia”, afirmó el consejero, quien también felicitó al equipo docente y al alumnado por su implicación.
Desde la coordinación del Aula también se informó sobre la puesta en marcha de nuevos talleres, fruto de las sugerencias del propio alumnado. Actividades como aquagym, inglés o costura han sido incorporadas en el último curso, en respuesta a la evolución de intereses. “Nuestro alumnado va cambiando, y por tanto sus intereses también. No es lo mismo una persona de 60 años hoy que hace 20 años. Tenemos que adaptarnos a nuevas expectativas y formas de aprendizaje”, comentó Martínez. Asimismo, se adelantó que el próximo curso incluirá nuevas propuestas, siempre orientadas a favorecer la participación activa, el bienestar y el desarrollo personal de los participantes.
La jornada concluyó con una alta valoración por parte de todos los asistentes, que coincidieron en destacar la importancia de estos espacios de encuentro. El Aula de Mayores, una vez más, se consolidó como un referente de aprendizaje, cultura y comunidad, demostrando que la edad no es un límite para seguir creando, compartiendo y celebrando la vida en compañía.