El mal tiempo que ha hecho en Melilla este Domingo de Resurrección ha impedido que María Santísima del Rocío salga a las calles a reencontrarse con su hijo. A las puertas de la plaza de toros, desde donde tenía previsto iniciar su recorrido procesional, todo eran lágrimas y sollozos.
La emoción desbordaba las mejillas de muchos hermanos de esta Cofradía que sufrían al no poder cumplir con la tradición del encuentro. Uno de los momentos más característicos de la Semana Santa melillense, que cada año pone el broche de oro a las procesiones.
El fuerte viento que ha soplado durante toda la mañana y que se esperaba que se intensificase a lo largo del mediodía ha truncado la ilusión de muchos.
Melilla se despertaba esta mañana con una alerta amarilla por viento y fenómenos costeros que se ha dejado notar. Este ha sido el principal motivo que ha llevado a la Cofradía del Cautivo a suspender su estación de penitencia para evitar posibles daños al patrimonio material y humano con el que cuentan. Lo contaba así su hermano mayor, Gregorio Castillo, que muy a su pesar comunicaba a los medios que ante la previsión meteorológica no les ha quedado más remedio que cancelar su salida.
De igual forma, el traslado de la talla hasta su sede también ha sido suspendido. Castillo espera que este se pueda celebrar el lunes o el martes aunque señala que aún tiene que reunirse con el vicario episcopal y el director espiritual de su Cofradía.
Puertas abiertas
A pesar de que la procesión no se ha podido llevar a cabo, la Virgen no ha estado sola en ningún momento. Cientos de fieles se han acercado hasta la plaza de toros para contemplar a la imagen y venerar a la madre de Dios, que estará expuesta para que todos los melillenses que lo deseen puedan visitarla hasta las tres de la tarde.
En esta jornada de puertas abiertas improvisada, la Agrupación Musical de Nuestro Padre Jesús Cautivo ha acompañado a su titular. Sus músicos no han dejado de tocar diferentes marchas procesionales de su repertorio frente a María Santísima del Rocío, poniendo más sentimiento aún si cabe a la mañana.
El fervor religioso y cultural, que traspasa lo divino y se transforma en tradición popular ha llenado las inmediaciones de la plaza de toros. Muchas de las personas que estaban allí se arrancaban a gritar a los cuatro vientos ¡Viva la Virgen del Rocío!, ¡Viva la madre de Dios!
Ante tanto sentimiento se hacía difícil contener la emoción, aunque en estos momentos de desasosiego es cuando la hermandad ha hecho gala de su significado. Los hermanos se consolaban unos a otros, secando sus lágrimas y con la esperanza de que el próximo año nada impida que la procesión se pueda llevar a cabo.