Acaba el verano y la Feria de nuestra ciudad. Con ello, llega la vuelta a la rutina, un proceso que, aunque inevitable, puede llegar a ser difícil de afrontar para muchos melillenses.
La vuelta a la rutina también trae consigo el síndrome postvacacional. Un malestar que llega a afectar de acuerdo con muchos estudios hasta a un 30 % de los españoles y que puede afectar de manera significativa tanto al bienestar personal como al rendimiento laboral.
Las vacaciones de verano son un periodo de tranquilidad y disfrute para todos, pero su fin no debe suponer un momento de sufrimiento y malestar.
El Faro ha salido a la calle para preguntar a varios melillenses como están viviendo estas fechas de vuelta a la rutina.
Elvira tiene un nuevo horizonte laboral, por lo que la vuelta la rutina para ella supone un momento de esperanza. Tras mucho tiempo desempleada ha encontrado trabajo en los últimos días de agosto, lo que para ella y, especialmente su familia es todo un alivio.
"Para mi la vuelta a la rutina está siendo una bendición, la verdad".
En el caso de Verónica, aún no se ha incorporado a su trabajo. Hasta la próxima semana no volverá a su negocio, mientras tanto cuida a sus hijas hasta que estas empiecen las clases el lunes.
Este verano ha estado un par de semanas en Almería con unos familiares y le ha servido para desconectar. Esta ciudadana confía que la vuelta a la rutina no le afecte especialmente.
Pedro, por su parte, no es melillense, aunque reside aquí de forma habitual toda vez que trabaja en nuestra ciudad. Tras haber pasado las vacaciones en su Murcia natal, la vuelta a la rutina le está costando especialmente.
El estar lejos de su familia, sumado a la vuelta al trabajo le supone un quebradero de cabeza. Sin embargo, confía en remontar en estos días previos al comienzo de su actividad laboral.
Síndrome postvacacional
El síndrome postvacacional se manifiesta de diversas formas, y su impacto e intensidad varían en función de cada persona. Entre los síntomas más comunes se encuentran la ansiedad, tristeza, irritabilidad y una sensación general de desánimo. Estos sentimientos pueden verse reflejados en una menor capacidad de concentración y, en algunos casos más graves, derivar en síntomas físicos como sudoración excesiva, palpitaciones o incluso problemas digestivos. Identificar estas señales a tiempo y adoptar estrategias eficaces es clave para minimizar su impacto.
Uno de los aspectos más importantes para reducir el síndrome postvacacional es la planificación. Evitar un regreso abrupto al trabajo puede marcar una gran diferencia en cómo se afronta la vuelta a la rutina. Por eso, es aconsejable reservar unos días entre la vuelta de vacaciones y la reincorporación laboral. Estos días de margen permiten organizar el hogar, deshacer maletas, y, sobre todo, prepararse mentalmente para el regreso al trabajo. Este simple ajuste puede suavizar notablemente la transición y facilitar una reincorporación más progresiva y menos estresante.
El descanso también juega un papel clave en el proceso. Durante las vacaciones, es común que las personas alteren los patrones de sueño. Recuperar hábitos de descanso saludables antes de reincorporarse al trabajo, garantizando entre 7 y 8 horas de sueño cada noche, ayuda a restablecer el equilibrio físico y mental, haciéndonos sentir renovados y preparados para enfrentar el nuevo ciclo laboral.
También es importante prestar atención a la alimentación. Moderar el consumo de alcohol y cafeína es esencial, ya que el alcohol, al ser un depresor del sistema nervioso, puede intensificar los sentimientos de tristeza y ansiedad, mientras que la cafeína puede aumentar los niveles de estrés. Mantener estos hábitos bajo control contribuirá a mejorar nuestro ánimo y bienestar general.
Por último, incorporar actividades recreativas y deportivas en la rutina postvacacional es una excelente forma de combatir el estrés. La actividad física no solo mantiene el cuerpo activo, sino que también libera endorfinas, las hormonas responsables de la sensación de bienestar y el optimismo. Un paseo al aire libre, una sesión de yoga o simplemente practicar tu deporte favorito pueden marcar la diferencia en cómo te sientes al finalizar el día.
Además de todo esto, es esencial cuidar el enfoque mental durante esta etapa de readaptación. Los primeros días de vuelta suelen estar llenos de pensamientos negativos y tareas pendientes, desde preparar reuniones hasta organizar la vuelta al colegio de los niños. Alejarse de estos pensamientos y centrarse en aspectos positivos puede ser clave. Establecer pequeñas metas diarias, por ejemplo, puede generar una sensación de logro y control, lo que facilita una adaptación más gradual y positiva a la rutina.