La visita al Belén ubicado en el Foso del Hornabeque es cada año una cita obligada cuando llegan las fiestas navideñas. El momento de la inauguración, sin ir más lejos, es esperado por cientos de personas, que acompañan a la comitiva oficial en su recorrido por las instalaciones, que ya alcanzan hasta prácticamente la entrada de la Plaza de Armas.
La reproducción que se hace del pueblo de Belén en aquella época, hace más de dos mil años, sigue siendo uno de los principales atractivos de la Navidad de Melilla. Además, es que no falta detalle: desde los artesanos, a las tiendas de telas pasando por el Nacimiento, las casas y la recreación de unos tiempos pretéritos que, sin embargo, marcaron por completo nuestra cultura occidental europea.
La presencia del vicario episcopal, Eduardo Resa, sigue dando solemnidad y sentido a este Belén, en el que la historia nos cuenta que nació Jesús, el hijo de Dios, para salvar a la humanidad del pecado, para hablar de esperanza y recordar que es el corazón del hombre, su capacidad de conversión, el que le hará merecer el reino de los cielos. Es el sentido cristiano de una fiesta que se ha frivolizado en exceso, convirtiéndose más en una fecha de alta demanda consumidora que lo que realmente es: conmemorar la llegada del mesías, que venció a la oscuridad para hacernos resucitar también a nosotros de todas nuestras "muertes".
Melilla dispone de uno de los belenes más bonitos de España; eso es una gran verdad. Durante semanas, sesenta profesionales y quince empresas han trabajando intensamente para mostrar una magnífica representación de aquella noche mágica, en la que los pastores fueron los primeros en conocer la gran noticia del nacimiento del salvador, al que los magos de Oriente fueron a adorar conducidos por una estrella que brillaba como ninguna otra en el firmamento.
Hay que reconocer la dedicación y el empeño de esos operarios para que los ciudadanos puedan disfrutar de semejante obra, que podrá ser visitada en horario de mañana y de tarde por todos cuantos quieran vivir la experiencia de trasladarse al Belén de hace dos milenios. Los grandes protagonistas serán como siempre los más pequeños, a los que hay que contar la historia de cómo nació Jesús para que esta fabulosa tradición cristiana no se pierda nunca.
La inauguración del Belén de hecho marca como ningún otro acontecimiento la cuenta atrás para la Nochebuena. Las luces alegran la ciudad pero es la instalación del Nacimiento en medio de aquel pueblo judío el que nos recuerda lo que Dios hizo por el bien de la humanidad.








