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El debut del canterano Bilal fue lo más destacado de un equipo en el que no hubo ningún melillense en el once
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La escuadra azulina iguala desde el punto de penalti
La Liga acaba de empezar y aún es pronto para sacar conclusiones, habrá que esperar a que transcurran las socorridas ocho o nueve primeras jornadas para tener más o menos claro -y no siempre es así- si el equipo apunta maneras de cara a conseguir el objetivo marcado, que este año al menos desde el principio se sabe cuál es.
Muchos, los más conformistas, valorarán de manera positiva el punto sumado casi en el último suspiro ante un filial -este sí típico- que afrontaba el partido muy mermado de efectivos. La experiencia se dice que es un grado y la UD Melilla no supo aprovechar ese plus para empezar a lo grande: sumando los tres primeros puntos ante un rival que peleará por no descender.
Llama también la atención el hecho de que no hubiera ningún jugador melillense en el once titular. Habría que tirar de hemeroteca para comprobar en cuántas ocasiones de las 31 temporadas que el Melilla compite en Segunda B no figurara de inicio un canterano en el estreno liguero. Solo cabe esperar que a los de casa se le exija lo mismo que al resto para competir en igualdad de condiciones por un puesto en el equipo. Esperemos que sea así, por lo que habrá que darle un margen de confianza a Manolo Herrero hasta que conozca al ciento por cien a su plantilla.
A la UD Melilla, como al resto de equipos locales, le puede pasar factura en este inicio de competición la falta de partidos de preparación. Es un hándicap con el que los equipos melillenses vienen conviviendo históricamente -a veces agravado por el tema económico- y de ahí la importancia de que el domingo ante el Jumilla la victoria se quede en casa en la puesta de largo de los azulinos ante su afición, ya con puntos de por medio.
El estilo de juego parece que está definido. Es el que para bien o para mal ha defendido siempre el técnico iliturgitano en los equipos que ha dirigido. Ahora solo hace falta que el equipo sepa interpretar de manera correcta la partitura de la banda sonora que quiere su director: la del playoff de ascenso, y de ese modo alejarse de la posibilidad de convertirse en una sonora banda que daría al traste con las ilusiones puestas en este nuevo proyecto y que a muchos disgustaría.
Por lo demás, la jornada arrojó resultados para todos los gustos. El más llamativo, la sorpresa -si cabe- de la jornada, se dio en la Nueva Condomina donde el modesto Écija Balompié sacó los colores a un Real Murcia confeccionado para hacerse con el entorchado de campeón. El equipo astigitano sorprendió durante buena parte del partido al conjunto anfitrión con un juego fluido y vertical, que le hizo merecedor a la victoria conseguida.
El FC Cartagena mostraba sus credenciales ante un buen Recreativo, que supo capear el aluvión de buen juego de los departamentales para llevar la intranquilidad a la grada al igualar un 2-0 adverso con el que se fue al descanso, pero el delantero vasco cedido por el Albacete Aketxe se encargó de llevar el delirio a la grada al conseguir el definitivo 3-2 a falta de tres minutos para los 90 reglamentarios.