El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, se salió ayer por la tangente ante las preguntas del Grupo Parlamentario Popular en el Senado sobre la política migratoria y la gestión de su Gobierno en referencia a la presión migratoria que sufren los perímetros fronterizos de Melilla y Ceuta.
Interpelado por la senadora por Melilla Sofía Acedo respecto a las medidas que el Gobierno de Pedro Sánchez está tomando para hacer frente al incremento del número de inmigrantes que intentan entrar en las Ciudades Autónomas, el responsable de la seguridad nacional se limitó a informar sobre la realización de estudios “importantes” que marquen las pautas para mejorar la seguridad en las fronteras. Tampoco perdió Grande-Marlaska la ocasión de acusar al anterior Gobierno de no tomar medidas en su momento.
Lo que olvida el ministro es que los asaltos masivos que ha sufrido la valla de Ceuta han sido durante el mandato del Gobierno al que pertenece, y que es a ellos a quienes les toca hacer frente a una situación que poco tiene que ver con la que se vivía en tiempos de Mariano Rajoy. Ahora, los inmigrantes están empleando una violencia inusitada, utilizando objetos cortantes o cal viva para atacar a los agentes de la frontera.
La situación es nueva y es al Ejecutivo socialista a quien le toca solucionarlo. Y parece que no hay prisa. Mientras tanto, mientras realizan esos informes que “pronto llegarán”, los agentes que vigilan los perímetros fronterizos permanecen expuestos, sin contar con los medios humanos y materiales para poder realizar su trabajo con seguridad.