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El centro celebró ayer un acto en conmemoración del Día Escolar de la No Violencia
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El evento contó con la participación de alumnos, profesores y representantes de las comunidades cristiana, musulmana, judía e hindú
La idea de que el futuro reside en los niños y, por ende, en la Educación, se ha extendido de tal forma que ha acabado por convertirse en un axioma tan incuestionable como que la paz ha de ser la máxima aspiración del mundo contemporáneo. Por ello, cualquier acción o actividad inspirada en la conjugación de ambos conceptos es digna de reconocimiento.
En la mañana de ayer, el colegio La Salle-El Carmen acogió un acto celebrado en conmemoración del Día Escolar de la No Violencia y la Paz. En el evento, que contó con la presencia de la consejera de Cultura y Festejos de la Ciudad Autónoma, Fadela Mohatar, tomaron parte alumnos, profesores y representantes de las principales cuatro comunidades religiosas y culturales de Melilla.
“Queremos que La Salle sea un punto de encuentro y un instrumento de paz. Para ello, no podemos contar solamente con los cristianos, puesto que la paz no es propiedad de nadie”, declaró el director del centro, Próspero Bassets.
El acto, en definitiva, se definió por su intensa búsqueda de mensajes comunes que estrechasen los lazos entre cristianos, judíos, musulmanes e hindús. De esta manera, voces de las cuatro etnias se dirigieron a los asistentes y enunciaron discursos en los que la concordia fue el nexo. Las referencias variaron según la religión (Gandhi o San Francisco Asís fueron algunos de los personajes citados), pero el concepto, en esencia, permaneció inalterable: el respeto a pesar de la diferencia.
Música como nexo cultural
No fue sólo una cuestión de palabras, puesto que la música característica de cada comunidad compartió protagonismo con las intervenciones. Así, a los bailes tradicionales de las cuatro culturas, le sucedió el canto común, por parte de todos los presentes, del ‘Himno de la Alegría’.
Tras ello, los representantes de los colectivos que se dieron cita en La Salle se dirigieron hacia el centro del patio, donde ofrecieron ramas de olivo a una paloma (símbolo universal de paz) hecha con tapones de botellas y otros envases. Junto a ella, además, se fundieron en un improvisado y emocipnante abrazo que puso al broche al acto y desató los aplausos de los presentes.