La reunión entre el Rey Juan Carlos y el presidente de la Ciudad ya tiene fecha. No es un encuentro encaminado a tomar medidas ejecutivas, prever soluciones a los problemas de Melilla o pertrechar medidas políticas encaminadas a conseguirlo. Sin embargo, es un encuentro importante, porque cualquier oportunidad de acercar la situación de nuestra ciudad a los altos dignatarios de nuestro país, entre ellos el Jefe del Estado, siempre es una ocasión única y favorable a los intereses generales de Melilla.
Nuestro principal problema durante años ha sido nuestro aislamiento y el desconocimiento general de nuestra ciudad, tanto en su potencial como en su problemática.
El Rey Juan Carlos rompió con la discriminación que veníamos sufriendo en lo tocante a sus rutas oficiales de visitas cuando en noviembre de 2007 viajó por primera vez a nuestra ciudad en su condición de monarca español.
Su papel en nuestro sistema político no es estrictamente protocolario ni decorativo, aunque sus potestades ejecutivas sean nulas. No obstante, forma parte de un engranaje institucional que lo reviste de gran ascendencia ante el Gobierno central de turno. De ahí el valor de esta reunión que sin ser decisoria ni resolutiva debe contribuir a que logremos un apoyo aún más firme en beneficio de esa política decidida que reclamamos a los gobernantes estatales, con vistas a dotarnos de herramientas que creen alternativas a nuestro agotado sistema económico actual.