Cinco miembros del anterior Gobierno melillense, todos de CpM, y el líder de ese partido, Mustafa Aberchán, fueron detenidos ayer en una operación policial denominada "Santiago-Rusadir" por el presunto amaño de contratos de la Ciudad Autónoma por importe de 6 millones de euros. Se les imputa a todos ellos delitos de organización o grupo criminal, fraudes en la contratación pública, prevaricación administrativa, tráfico de influencias, falsedad documental y malversación de fondos. Aparte de los seis arrestos hubo siete entradas y registros en sus domicilios a lo largo de toda la mañana.
En el momento de la intervención de los policías, Mustafa Aberchán se encontraba en Santander y allí mismo entró en una comisaría, al igual que le ocurrió al exconsejero de Distritos, Mohamed Ahmed Al-Lal, que reside en Granada. Según distintas fuentes, ambos dormirían anoche en los calabozos y será esta mañana cuando pasarán a disposición judicial. A la exviceconsejera del Mayor, Fatima Kaddur, le pilló todo en Barcelona y ayer tarde habría quedado en libertad con cargos después de negarse a declarar ante la juez y con la obligación de presentarse cada quince días en el juzgado.
Esto del amaño de contratos por valor de 6 millones de euros se ha interpretado por nuestras fuentes como la punta del iceberg en el procedimiento judicial que se sigue en el Juzgado de 1ª Instancia e Instrucción número 2 de Melilla. Se asegura, en ese sentido, que esta operación y la razón por la que se lleva a cabo serían solo el primer capítulo de una larga historia que todavía estaría por descubrirse y que no pinta demasiado bien para los cepemistas. Las fuentes de El Faro señalan que la operación policial continuará en estos días, posiblemente hasta el viernes, con nuevas detenciones y registros en distintos puntos de la ciudad.
Desde que en mayo de 2023 se llevara a cabo la primera redada días antes de las elecciones, estaba claro que las investigaciones seguirían su curso y que, tarde o temprano, el desenlace podía ser muy negativo para los miembros que CpM tenía en el anterior Gobierno. Las diligencias siguen secretas y eso hace que no se pueda saber absolutamente nada de por dónde está yendo la jueza en su trabajo de instrucción del caso. Lo que sí se sabe es que la Fiscalía Anticorrupción está en el tema por decisión propia y que el partido de Aberchán tendrá muy complicado rehacerse del golpe que ha recibido.
Y mientras, los cepemistas guardan un silencio sepulcral. Ayer se les pidió algún tipo de reacción pero ni siquiera contestaron a los requerimientos de la prensa. CpM ya se escudó en mayo pasado en que todo esto de la investigación judicial era un circo mediático montado por un sistema que pretendía expulsarlo de la vida pública y política española porque resultaban "molestos" para el establishment. Habrá que esperar a conocer cuáles son los nuevos argumentos, si los hay, que utilizarán en esta ocasión.
Lo que resulta evidente es que los cuatro años de gestión de CpM en el Gobierno habían dejado en evidencia muchas lagunas y actuaciones raras, como lo que sucedió, por ejemplo, con los conciertos de Morad o Kiko y Shara, contrataciones extrañas que ahora se vuelven en contra de sus promotores y que no auguran un buen futuro para los exconsejeros.