Habitualmente se habla del comercio y la hostelería como los principales sectores económicos de Melilla. Sin embargo, ninguno de ellos podría sobrevivir sin la importante presencia que los empleados públicos tienen en nuestra ciudad.
Los datos recogidos en el Boletín Estadístico del Ministerio de Hacienda confirman el peso de este grupo de trabajadores. A pesar de la reducción del 2% registrada en la plantilla de empleados públicos en el último año, Melilla (y Ceuta) sigue siendo la región española con una mayor proporción de funcionarios. Hay uno por cada 8,6 habitantes.
La importante presencia de estos trabajadores garantiza cierta estabilidad en el consumo. De hecho, ha servido para que los efectos de la crisis llegaran mucho más tarde y más suavemente a ambas ciudades autónomas que en el resto del país. Sin embargo, ahora nos encontramos en la situación contraria. Mientras en otras regiones empieza a ser palpable la recuperación económica, en Melilla tenemos que esperar a que crezcan las inversiones, regresen las fuertes inversiones en obra pública, aumente la contratación en el sector público, se pongan al día los salarios de estos trabajadores y recuperen algunas condiciones laborales que han quedado momentáneamente congeladas.
La recuperación llegará a Melilla, como al resto del país, pero tardará más en hacerlo por nuestra fuerte dependencia del sector público. De hecho, sobre estos trabajadores reposa la mayor parte del peso de la hostelería y el comercio, los otros dos pilares de nuestra economía.
La situación continuará siendo la misma mientras no seamos capaces de encontrar nichos de empleo adaptados a nuestras circunstancias geográficas, a la formación general de nuestra mano de obra, a las capacidades de nuestras empresas... En las actuales circunstancias no es fácil de alcanzar una mayor autonomía económica. En primer lugar, no podemos olvidar que los resultados académicos de nuestros estudiantes son unos de los más bajos del país. Por otro lado, carecemos de empresas fuertes que puedan competir con las que llegan de fuera y se hacen con los contratos más suculentos, algunas de ellas, sin respetar posteriormente el acuerdo sobre el reparto de las bonificaciones. Ahí están los casos de FCC y Eulen, sobre los que deberán decidir los tribunales. Y finalmente, Melilla continúa estando muy ‘alejada’ de la península y ‘aislada’ económicamente respecto a Marruecos. Aprovechar sinergias y buscar nuevos mercados está fuera de nuestras posibilidades.
Mientras no cambien todas o alguna de esas circunstancias, las administraciones local y central continuarán siendo las principales empresas de Melilla, si medimos su importancia por el tamaño de sus plantillas.