l Decenas de personas acompañaron a la procesión a lo largo de su recorrido, que sufrió este año algunos cambios por las obras l Los hermanos estrenaron túnicas y la estación de penitencia tuvo su momento álgido en la entrada al Parque
El sol lució con fuerza ayer en Melilla para dar la bienvenida a la Semana Santa. Poco después de las 10 de la mañana el presidente de la Ciudad, Juan José Imbroda, llamaba a ‘La Pollinica’, como marca la tradición, para que saliera a procesionar por las calles de la ciudad. Tras la llamada del presidente el portón de la Casa Hermandad de la Cofradía del Flagelado se abrió y el trono salió a su encuentro con los melillenses. Decenas de personas aguardaban en la calle para acompañar a los titulares del Flagelado en su recorrido por la ciudad.
Minutos antes del inicio de la procesión todo eran idas y venidas, nervios y ajustes de última hora en las inmediaciones de la iglesia de la Medalla Milagrosa. Los cofrades estrenaban túnicas y querían, más que nunca, que no fallara ningún detalle. Entre los hermanos algunos preguntaban “¿saldrá la Esperanza?” y la respuesta era clara: Sí. Las dos principales preocupaciones de la Hermandad estaban disipadas, el tiempo iba a acompañar y los portadores habían respondido a la llamada para poder sacar a los dos titulares en procesión.
Tras la salida de La Pollinica, minutos más tarde, el portón volvía a abrirse tras otra llamada del presidente de la Ciudad. Era el turno de la Virgen de la Esperanza que pisaba la calle con el mismo esplendor que el primer trono y despertando la admiración y los aplausos de todos los presentes.
La Virgen se alzó al grito de ¡Al cielo con ella!, mientras de fondo ya se podía escuchar al Tercio de la Legión cantando El Novio de la Muerte y emocionando, como ocurre cada año, a todos los que se habían acercado a disfrutar de la salida de la procesión.
El trono de la Virgen torció y antes de encaminarse para seguir el recorrido que ya había iniciado La Pollinica hizo una parada para que los melillenses que quisieran pudieran acercar a sus hijos pequeños para ser bendecidos por la Esperanza. De brazos de uno de los portadores los pequeños fueron ofrecidos a la Virgen. Algunos no pudieron evitar el llanto ante lo desconocido para ellos de la situación, pero recuperaron la calma en cuenta regresaron a los brazos de sus padres.
Tras el parón, la Esperanza reinició su marcha y siguió a La Pollinica para adentrarse en la ciudad. Tal y como estaba previsto las obras impidieron este año que la procesión pasara por Carlos de Arellano. Sin embargo, finalmente sí hubo entrada en el Parque Hernández, donde los melillenses volvían a recibir la procesión con devoción y alegría. El Domingo de Ramos lleno de sol, colores y fervor inundaba todo el parque cuando La Pollinica primero y la Esperanza después atravesaron la puerta de entrada.
Las imágenes llegaron unos minutos más tarde de lo previsto. El hermano mayor de la Cofradía, Francisco Ramos, ya había advertido unos días antes en El Faro que iba a resultar complicado cumplir con los horarios previamente establecidos por los últimos cambios en el itinerario. Pidió comprensión a los ciudadanos y los melillenses respondieron no sólo entendiendo el esfuerzo de los cofrades, sino aplaudiéndolo.
En el Parque los casi 30º de temperatura que había ayer en la ciudad se notaban ya en las caras de los hombres y mujeres de trono cansados, no sólo por el peso de las imágenes, sino también por el intenso calor del que se vistió ayer Melilla. A pesar de los inconvenientes respondieron con entusiasmo en cada ‘levantá’ tanto del Cristo como de la Virgen y los melillenses supieron premiar su esfuerzo con vítores y aplausos.
Poco después de la 13:00 horas La Pollinica salía del Parque por la Plaza de España, desde donde entraría en la carrera oficial casi una hora más tarde con la Virgen de la Esperanza. El aspecto de la Avenida Juan Carlos I era similar al que se había visto en otros puntos del recorrido, decenas de personas esperaban, a pesar de la hora y el calor, el paso de la primera procesión de la Semana Santa. En la Tribuna las autoridades cumplieron con la tradición y vieron pasar las tallas que lucieron con más esplendor que nunca.
Casi otra hora tardó la Hermandad en recorrer la Avenida para emprender el camino de vuelta al barrio de Batería Jota. A las 17:00 estaba prevista la llegada de la cofradía a la Medalla Milagrosa, aunque también hubo algo de retraso en el encierro. En cualquier caso, unos minutos después de la hora prevista los santos titulares ya descansaban de nuevo en su Casa, donde permanecerán ahora un año antes de volver a salir al encuentro con los melillenses.
Satisfacción entre los portadores y los hermanos de la Cofradía que relució ayer en la ciudad. La Semana Santa de Melilla arrancó de la mejor forma que se podía esperar, con buen tiempo y gente en la calle para demostrar que la Pasión está viva en muchos melillenses. Por delante quedan ahora seis días intensos de procesiones en los que, si las previsiones meteorológicas se cumplen, el sol y el buen tiempo continuarán siendo los aliados perfectos de los cofrades. La Hermandad del Flagelado volverá a estar en la calle el Jueves Santo, con el Cristo Flagelado y la Virgen del Mayor Dolor y el Domingo de Resurrección con el Cristo Resucitado que participará en el Encuentro con la Virgen del Rocío. Antes de que llegue ese momento que cerrará la Semana de Pasión, los melillenses tendrán la oportunidad de continuar disfrutando con fervor contenido de una tradición que quiere seguir creciendo en la ciudad. El olor a incienso y el sonido de las marchas de la banda serán los protagonistas, con el permiso de los santos titulares, durante los próximos días. No pudo tener mejor inicio nuestra Semana Santa.