La capacidad de Melilla para afrontar procesos productivos y adquirir mayores niveles de bienestar y calidad de vida se podría ver favorecida por un incremento de la población, debido a un saldo vegetativo positivo, pero no migratorio. O sea, hay más nacimientos que muertes. Eso significa que la natalidad impulsa el crecimiento de la población de Melilla, no la inmigración.
A eso se suma que la edad media de la población melillense (84.689 personas) en 2019 era de 35,6 años, la más baja entre las comunidades y ciudades autónomas de España, cuya promedio era entonces de 43,3 años. Además, la diferencia de edad media entre sexos es escasa: 36,2 años para las mujeres y 35,0 años para los hombres. De hecho, la proporción es similar en los distintos estratos poblacionales. Puntualmente, los tres de menor edad acumulan la mayor cantidad de personas que hay en Melilla, es decir, el 23,5% de la población.
En tanto, los tres segmentos de mayor edad representan un bajo 4,9% del total de habitantes. Hasta los 59 años el resto de los estratos tiene un comportamiento parecido: unas 5.877 personas entre 20 y 24 años; y alrededor de 5.244 entre 55 y 59 años. Ese número desciende enormemente en la población mayor de 60 años.
Casi 5.000 residentes en Nador trabajaban en Melilla
A tenor con el estudio poblacional incluido en el Plan Estratégico, en 2019 al menos 4.847 residentes en la provincia de Nador trabajaban en Melilla. No obstante, se calcula que esa cantidad de trabajadores, así como el número de habitantes de la ciudad sean bastante mayores que esos registros oficiales porque muchas personas no están censadas o empadronadas.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística (INE), la población que reside en Melilla ha evolucionado positivamente en las dos últimas décadas. Su número de habitantes ganó 19.838 personas entre el año 2000 y el 2019, lo que representa un incremento de un 23,4%, muy superior a los de Ceuta (16,5%) y España (13,8%).
Este aumento se produjo mayormente del 2005 al 2014, cuando se pasó de poco menos de 65.000 habitantes a casi 84.000. En tanto, del 2000 al 2004 hubo un leve descenso y en el último lustro el crecimiento ha sido mínimo.
El alza de población que ha habido desde el año 2000 se ha debido exclusivamente al crecimiento vegetativo porque el saldo migratorio de esta etapa ha sido ligeramente negativo, aunque con dinámicas muy dispares entre años.
La población residente en Melilla ha variado mucho desde el siglo pasado. A principios de ese milenio hubo un gran incremento de los residentes oficialmente reconocidos, impulsado por el desarrollo de la ciudad y de su puerto, y por el cese de los conflictos bélicos en El Rif. Así, de 8.956 habitantes en 1900, Melilla pasó a tener más de 62.614 en 1930.
En las décadas de 1940 y de 1950 la ciudad alcanzó su máximo de población histórico, pero luego se dio una fuerte emigración propiciada por factores como la independencia del Protectorado Español de Marruecos y el éxodo hacia las grandes urbes peninsulares. Sin embargo, en 1985 se concedió la nacionalidad española a la población rifeña residente en Melilla, y desde los años 90 el número de habitantes de la ciudad se ha mantenido en constante crecimiento.
Datos más recientes, que abarcan desde 1971 hasta el primer semestre de 2021, ubican a la actual población melillense en unas 83.489 personas, cuando hace medio siglo era de 60.514. De ahí que Melilla haya ganado casi 23.000 habitantes en los últimos 50 años, el mismo período en el que 17 provincias españolas de siete comunidades autónomas, casi todas del interior y del norte, han perdido cerca de un millón de habitantes.
Casi el triple de nacimientos que de muertes
Por otro lado, la media anual del crecimiento vegetativo en el presente siglo es de 822 personas, resultado de la diferencia entre 1.277 nacimientos y 455 defunciones. La cifra más alta de nacimientos se produjo entre 2011 y 2016, con un promedio de 1.511 nacimientos. Mientras, las defunciones han oscilado poco desde el 2000. Por eso, casi el 40% del crecimiento vegetativo de Melilla desde ese año 2000 se dio cuando hubo esa mayor natalidad.
En los años previos a la crisis económica se produjo un saldo positivo del movimiento migratorio porque creció el número de inmigrantes. A partir de 2008 los emigrantes aumentaron, pero no superaron la cifra de inmigrantes hasta 2012 (1.317 emigrantes más que en 2008, un 546% de incremento).
De ahí que el saldo fuera negativo del 2012 al 2014. En los dos años siguientes los flujos migratorios se equilibraron y el saldo volvió a ser positivo en 2017 y 2018, pero no lo suficiente como para compensar los saldos negativos de otros años.
Con un total de 537 emigraciones en el año 2019, el mayor flujo de emigración se concentra en la población entre los 30 y 39 años (supone el 23,5% del total de las emigraciones de la ciudad), que en su mayoría emigra al extranjero, no a la península.
Por su parte, la población residente en la provincia de Nador que trabaja en Melilla muestra una tendencia creciente en la última década, a pesar de los afectaciones laborales traídas por la crisis económica. Estos trabajadores eran 1.385 más (un 40,0%) en 2019 que en 2008, según las fuentes oficiales. Pero, agentes económicos y sociales defienden que este aumento ha sido mucho mayor, especialmente desde 2013.
A este fenómeno relacionado con el flujo laboral, se añade que también hay un flujo de porteadores de mercancías vía terrestre desde Marruecos a Melilla y viceversa.