El portavoz del Gobierno local se ha lamentado y con razón de los obstáculos insuperables que afectan a Melilla por su condición de Ciudad Autónoma, sin capacidad legislativa por tanto en asuntos sobre los que el Estado ya no legisla. Es el caso de las tasas de juego, que han sido transferidas a las diecisiete CC.AA. reconocidas como tales en nuestro país y sobre cuya competencia la Administración central ya no interviene en ningún sentido. De tal modo, se da el caso que el acerbo popular define de forma tan gráfica cuando alude a la pescadilla que se muerde la cola. Nuestras dos ciudades no pueden legislar al respecto pero el Estado tampoco lo hace. Otro tanto similar pasa con la normativa para autorizar grandes superficies comerciales, que sólo existe de manera específica para las CC.AA., mientras Melilla y Ceuta quedan en el limbo a merced de una interpretación jurídica. Lo peor es que sobre esto se pidió consulta al Ministerio de Industria, Turismo y Comercio, y aún no ha contestado. Qué oportunidad perdida por el PSOE, que tanto critica la posible instalación de una gran superficie, pero que no hace nada en un Ministerio bajo su control político para aclarar dudas de manera determinante.