El interior del inmueble se ha sometido a un profundo remozado para albergar nuevos fondos. El Gobierno de la Ciudad Autónoma recibió en la jornada de ayer la remozada Torre de la Vela, más conocida entre los melillenses como la Casa del Reloj, que durante meses ha experimentado un severo lavado de cara para adecuar sus instalaciones, que en breve se convertirán en una pinacoteca.
El presidente del Ejecutivo local, Juan José Imbroda, acudió al casco antiguo para comprobar en persona el resultado de las obras. Le acompañaron el consejero de Fomento, Miguel Marín y la de Cultura, Simi Chocrón.
Imbroda expresó su “profunda satisfacción” al examinar el interior del inmueble. “Ha quedado todo excelente, la Torre de la Vela brilla con más esplendor que nunca”, afirmó a los medios de comunicación. Por otro lado, recordó que se llevó a cabo tanto el remozado del edificio como la recuperación de una basílica del siglo XVI que se encontraba oculta tras las paredes de la Casa del Reloj. Con respecto a esta última actuación, recalcó que mereció la pena pausar las obras de rehabilitación en el inmueble para restaurar y poner en valor este trozo de la historia de Melilla.
Asimismo, afirmó que el trabajo que se ha llevado a cabo es casi de artesanía. “Se ha actuado en una superficie de 619 metros cuadrados, pero esa cifra es lo de menos, ya que lo que importa son todos los detalles del interior, como el suelo o la iluminación. Estoy muy orgulloso del resultado de este proyecto”, añadió.
Por otro lado, celebró que con la creación de la pinacoteca el casco antiguo “subirá enteros” gracias al impacto cultural que provocará entre los ciudadanos y los visitantes. Además, recordó que en el plazo de dos meses, aproximadamente, la exposición permanente del pintor Andrés García Ibáñez se encontrará completamente instalada en la Torre de la Vela.
“Se trata de uno de los artistas españoles más reconocidos a nivel internacional. Su obra ha pasado por ciudades como Nueva York y Londres”, aseveró. No en vano, subrayó que también habrá muestras de carácter itinerante. “El museo albergará piezas que van desde Goya hasta nuestros días”, afirmó el presidente autonómico.
Imbroda no dudó en examinar todos los rincones del edifico, desde las zonas donde se instalarán los cuadros hasta las oficinas, que se encuentran ubicadas en la parte alta del inmueble. Nada más entrar, en la planta baja, hay una recepción, un pequeño espacio para exposiciones y la parte recuperada de la capilla que se halló durante las obras de remozado, la cual se ha convertido en un atractivo cultural más del futuro museo. En esta parte, también se puede tomar el nuevo ascensor de cristal que se ha instalado para facilitar la accesibilidad.
En la primera planta se ubica la sala de exposiciones de mayor tamaño. También se ha creado un espacio por el que admirar la capilla desde un nivel superior y puesto a disposición de los visitantes unos calabozos que se encontraban integrados en el inmueble.
Por último, en la parte alta, se localizan las oficinas y los cuartos de baño. El mayor atractivo de este piso es la enorme terraza, en la que se han instalado varias baterías de cañones de la época y que ofrece unas vistas inmejorables del puerto comercial y de la parte alta de la ciudad autónoma, con la Ensenada de los Galápagos incluida. Hay que recordar que el coste total de las obras ascendió a 530.000 euros, a los cuales hay que sumar los 87.000 invertidos para recuperar la capilla.
En pocas semanas, “antes del verano”, según afirmó el presidente Imbroda, los melillenses y turistas podrán disfrutar de la nueva oferta cultural de la ciudad autónoma. La Casa del Reloj vive así una segunda juventud, después de albergar en tiempos pretéritos el principal museo local, cuyos fondos se trasfirieron en su mayor parte al de Las Peñuelas.