En los últimos días de vida dijo que sólo le faltaba que le pusieran una calle.
En los últimos días de vida de Leandro Alfaya hubo mucha gente pendiente de él. Tanto fue así que el escritor y militar llegó a confesar a su familia que sólo le faltaba le pusieran una calle. Este deseo expresado hace meses se cumplió el pasado martes gracias a la insistencia de la Unión Nacional de Escritores y de la Peña del Real Madrid, dos de las entidades con las que el melillense tenía una especial vinculación. La familia Alfaya Góngora envió ayer una carta de agradecimiento a estas instituciones, a la Ciudad y a las personas que siempre mostraron su apoyo al escritor.
Los Alfaya Góngora explican que los días más difíciles del militar se convirtieron en felices porque un grupo de personas evitó uno de sus mayores miedos, que se olvidaran de él. Entre ellos, están Paco Casaña y Javier Camacho, que tuvieron que ver con dos de sus pasiones, como son La Legión, a la que estuvo unida profesionalmente, y el teatro, que tanto le gustaba. Otros de los destacados por la familia son Juan Carlos Heredia, de la Unión de Escritores y Curro, de la Peña del Real Madrid.
“En algún lugar, estará sonriendo de satisfacción y orgulloso de formar parte del callejero de esta ciudad que tanto amó. Pero sin ninguna duda, en donde para siempre quedará alojado este día será en lo más profundo de nuestros corazones”, afirman los familiares del escritor.
Leandro Alfaya fue descrito, durante la inauguración de la calle, como “un buen hombre”. Así lo resaltó el presidente de la Ciudad, Juan José Imbroda, que añadió que era necesario dedicar esta parte de Melilla al escritor para que las futuras generaciones conozcan el legado cultural que dejó. Por esta bonita dedicatoria la familia de Alfaya aseguró que fue “un honor” contar con Imbroda. Señaló que “fueron palabras cargadas de sensibilidad, afecto y respeto que han destacado y engrandecido la figura de nuestro padre, colmándonos de orgullo y emoción”.