La Dirección Provincial está reuniendo toda la información sobre el caso de este alumno
“Hemos estado haciendo oídos sordos a lo que nos decía. Mi mujer y yo trabajamos los dos y cuando llegas a casa estás muy cansado y no quieres escuchar. La falta de tiempo es lo que no me dejó ver que mi hijo estaba sufriendo acoso en el colegio”. Éstas son la palabras de un melillense que lamenta no haber puesto fin al miedo que su hijo Adrián (nombre ficticio) tiene cada mañana porque debe al Centro de Educación Infantil y Primaria España.
A este niño de 10 años le da pánico que un compañero de clase le pegue puñetazos en el estómago y le golpee con cualquier objeto, como si fuera una navaja, en la cabeza. También le insulta y se mete con su familia, pero eso no le da tanto miedo.
El padre de Adrián ha denunciado hasta en cinco ocasiones la situación de su hijo ante la Dirección del colegio España, la Dirección Provincial de Educación y la Fiscalía de Menores, pero no se ha solucionado la situación.
Desde la Dirección Provincial de Educación de Melilla aseguran que se está recogiendo toda la información y que hay que ser prudentes con estos casos, sobre todo, tras darse a conocer la historia de Diego, un niño de once años que se suicidó porque sufría acoso escolar en su centro educativo.
“Son cosas de críos”
La historia de malos tratos que recibe Adrián por parte de uno de sus compañeros de clase comenzó cuando tenía 7 años. En ocasiones llegaba a casa con cardenales y cuando le preguntaban qué había pasado contaba que ese niño de su aula le había puesto la zancadilla o le había dado una patada. Pero su padre confiesa que no le hicieron caso. A pesar de que cuando le duchaba su mujer, ella veía que tenía un cardenal nuevo, no le daban importancia. “Son cosas de críos”, pensaban.
Pero Adrián seguía llegando a casa contando que su compañero de clase le había pegado, que le insultaba y que le apartaba del resto de niños de la clase. Fue entonces cuando su padre se puso en contacto con la Dirección del colegio España.
Hasta siete u ocho llamadas por curso, y ya van tres, se han realizado entre la familia de Adrián y el centro educativo donde recibe clases para comentar que ese compañero no le deja en paz en el recreo ni cuando sale del colegio.
Pesadillas y miedo
El padre de Adrián siente profundamente no haber hecho caso antes a su hijo. Ahora ya tiene el miedo en el cuerpo y no hay forma humana de convencerle para que vaya al colegio. Le lleva a rastras y llorando por el camino.
Adrián es el mayor de cuatro hermanos y es un chico “fantástico”, educado y que saca unas notas que no bajan del sobresaliente.
Pero no puede dormir solo. Tiene pesadillas todas las noches. Se despierta gritando. Se hace pipí en la cama del pánico que siente. Y el pasado miércoles se negó a ir al colegio. No puede más.
Los otros dos hermanos que le siguen, de 7 y 5 años tampoco quieren ir al colegio. El compañero de clase de Adrián también les ha amenazado a ellos.
“Decidle a vuestro hermano que el día de las notas os voy a meter un navajazo a cada uno y me voy a escapar al Magreb. Va a ser vuestro final”. Éstas fueron las palabras que el acosador de Adrián dijo a los dos hermanos pequeños que le esperan a la salida del cole.
Los tres niños tienen tanto miedo de este otro menor que se negaron a ir a recoger la notas del primer trimestre de este año.
Ese día, el padre de Adrián redactó un escrito a la Dirección del España para que supieran por qué no habían ido a recoger el boletín de notas y aún está esperando que le llamen o hablen con él sobre este tema.
Las denuncias
La familia de Adrián comenzó con las denuncias escritas el 3 de diciembre. Las llamadas de teléfono al centro han demostrado que no han servido para nada, resalta su padre.
En este primer escrito, que se envió a la Dirección del colegio, a la Dirección Provincial y a la Fiscalía de Menores, el padre de Adrián recoge que su hijo le dice que su compañero de clase le ha empujado y le ha dado patadas. También apunta que le ha amenazado con “te voy a cortar el cuello y te voy a rajar por la espalda”.
Ese día el padre de Adrián le llevó a la Fiscalía de Menores. Les atendieron muy bien e incluso la fiscal les envió al psicólogo que estuvo durante dos horas charlando con él. Pero no saben nada de la investigación que se supone que estaría abierta.
El 10 de diciembre la familia de este pequeño volvió a poner dos denuncias. El día anterior el compañero de clase había cogido una pinza de tender la ropa, y como si fuera una navaja, golpeó a Adrián en la cabeza. Y ese mismo día optó por insultar a toda la familia al salir del colegio.
El 18 de diciembre fue cuando el acosador se acercó a los hermanos de Adrián para amenazarles con meterles un navajazo si iban a por las notas del trimestre.
El 27 de enero fue la última denuncia interpuesta por la familia. Los niños se niegan a ir a la escuela por el pánico que les da ese otro menor de edad.
El padre sólo espera que les dejen cambiar a sus hijos de colegio antes de que la cosa vaya a más.