Ayer recibieron el diploma de asistencia al curso ‘Servicio de Restaurante y Bar’ que se ha celebrado durante cuatro meses. Los doce internos del Centro Penitenciario de Melilla recibieron ayer su diploma que les acredita como asistentes al curso ‘Servicio de Restaurante y Bar’ que durante cuatro meses se ha impartido en el restaurante La Muralla, con la financiación de la Obra Social de la Caixa.
A esta entrega acudieron el delegado del Gobierno en Melilla, Antonio María Claret; el director del Centro Penitenciario, Emilio Navas; el director provincial del Ministerio de Educación, José Luis Estrada; el director del área de negocio Málaga-Melilla de La Caixa, Francisco Repiso y el presidente de Melilla Acoge, Armando Andrés.
Todos ellos felicitaron a los nuevos diplomados y pusieron en valor el esfuerzo y sobre todo su “excelente” comportamiento. Repiso, además de agradecer el esfuerzo de todos los internos que han participado en esta actividad deportiva subrayó la labor que realiza la Obra Social de La Caixa, que destina, según dijo, 500 millones de euros a todos los colectivos necesitados “y que en esta ocasión están todavía más justificados por la condición que tiene de reinserción”.
Además, adelantó la intención de la entidad de seguir participando en programas similares en ediciones posteriores, principalmente por la buena recepción que tienen, como ya se hizo patente el año pasado.
Por su parte, el delegado del Gobierno también se dirigió a los doce internos, expresándoles su felicitación, aunque dijo sus mayores elogios fueron para La Caixa especialmente y para las Cajas de Ahorro, “por la labor social que realizan y por su contribución a mejorar la calidad del empleo”.
También dio la enhorabuena al director provincial de Educación, “por el esfuerzo que está realizando para que esta formación sea reglada”.
En última instancia, el propietario de La Muralla agradeció la confianza que depositan en su negocio para realizar este tipo de cursos y a los internos por el comportamiento que habían demostrado durante los cuatro meses de curso y su predisposición para aprender.
Tras los agradecimientos mutuos, los internos recibieron los títulos acreditativos, así como el carnet de manipulador de alimentos, y posteriormente demostraron a todos los presentes sus habilidades en preparar algunos platos en frío, servir y limpiar de espinas platos confeccionados a base de pescado –una lubina a la sal o lenguados a la plancha–, como cortar y servir carnes –por ejemplo hojaldres–; como se pelan gambas o langostinos con tenedor y cuchara o flambear postres –en este caso crepes–.
Después de atender a todas las autoridades que acudieron a esta entrega de diplomas, los doce internos se reunieron en torno a una mesa para degustar los platos que ellos habían estado sirviendo y para celebrar la finalización del curso.