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Hace 39 años, quienes acudieron a las urnas apoyaron de forma masiva el texto constitucional
Tal día como hoy, hace 39 años, los españoles llamados a las urnas votaban en referéndum la aprobación de la Constitución de 1978, la norma suprema que hoy, casi cuatro décadas más tarde, sigue rigiendo nuestro ordenamiento jurídico.
La de 1978 no es la Carta Magna más duradera en el constitucionalismo español. La de la Restauración borbónica, promulgada en 1876, permaneció vigente hasta 47 años más tarde, en 1923, cuando el golpe de Estado de Primo de Rivera la suspendió, y aún volvería a aplicarse un año más, desde comienzos de 1930 -cuando dimitió el dictador- hasta la proclamación de la II República española, el 14 de abril de 1931.
A la Constitución del 78 le quedan todavía nueve años para igualar el periodo de vigencia de la de 1876, pero todo hace presagiar que la Carta Magna actual batirá, y con creces, esa duración. Aunque, hablando de récords, nuestra norma suprema ya ostenta uno: ser el texto legal que ha garantizado la más larga etapa de paz y prosperidad que ha vivido España.
Hace 39 años, quienes acudieron a las urnas apoyaron de forma masiva el texto constitucional. La respuesta a una pregunta clara
- ‘¿Aprueba el proyecto de Constitución?’- fue un abrumador ‘sí’: el 91,81% de los votantes escogieron esta opción frente al 8,19% de defensores del ‘no’.
En los últimos años han surgido visiones políticas que ponen en tela de juicio los logros conseguidos durante las cuatro décadas de vigor de la Constitución y han llegado a denominar esta época como “Régimen del 78”. Quienes tienen este punto de vista consideran que el texto constitucional es una continuación del régimen franquista, algo falso, pues lo que hizo la Carta Magna fue lo que debía hacer: romper con la dictadura y convertir a España en la democracia que es en la actualidad.
Este mediodía, los representantes de las fuerzas políticas de Melilla rendirán homenaje a la Constitución ante el monumento que la Ciudad le ha dedicado. Que este acto sirva para recordar que gracias a la primera de nuestras leyes se sentaron las bases para que los españoles aprendiéramos a convivir.