La finca de Villa Pilar ha iniciado una nueva etapa tras la formalización de su compra por parte de la Ciudad Autónoma de Melilla. El presidente, Juan José Imbroda, ha confirmado los detalles del avance de la operación que ya se ha completado y que ahora comienza la fase de recuperación y planificación del futuro uso de este espacio, considerado estratégico tanto por su valor medioambiental como por su importancia histórica y social.
Imbroda ha defendido la adquisición como una “magnífica operación” para la ciudad, subrayando que permitirá frenar años de abandono y usos irregulares que habían deteriorado la finca. “Si uno se pasa por la zona, verá coches abandonados, chatarra y garajes improvisados; hay lugares en los que incluso tendría que intervenir el Seprona”, explicó el presidente. Además, una parte de la finca era utilizada por aficionados al motocross, mientras que el resto permanecía sin un uso definido, aunque conservaba vestigios de su pasado como explotación agraria a comienzos del siglo XX.
La finca de Villa Pilar refleja lo que fue la agricultura en Melilla en los primeros años del siglo pasado. “Melilla tuvo explotación agraria y agricultura en los primeros años del siglo XX”, señaló Imbroda, destacando que uno de los objetivos del proyecto es preservar ese legado histórico. Según explicó, la intención no es solo crear un espacio de esparcimiento, sino también un lugar de educación ciudadana, donde tanto niños como adultos puedan conocer cómo se trabajaba la tierra en la Melilla de antaño.
El proyecto de recuperación se centra en dos líneas principales: la protección del medio ambiente y la apertura del espacio a toda la ciudadanía. “Primero miramos por el medio ambiente y luego lo ponemos a disposición de todos los melillenses”, afirmó el presidente, señalando que Villa Pilar se convertirá en un parque abierto, seguro y accesible, pensado para el disfrute de la ciudadanía.
Para definir cómo se llevará a cabo esta transformación, la empresa pública Tragsa será la encargada de elaborar un anteproyecto. Imbroda explicó que las instrucciones dadas son muy claras: respetar al máximo el carácter original de la finca como explotación agraria. “Queremos que se conserve lo que fue una explotación agrícola de la ciudad, para que los niños y los no tan niños puedan ver cómo se trabajaba la tierra y se eduquen en lo que significaba la agricultura”, indicó. La intervención no será solo paisajística, sino integral, con vocación pedagógica y social.
La compra formalizada de Villa Pilar se había aprobado previamente en comisión en abril, y desde entonces se ha venido trabajando en los detalles técnicos y administrativos para garantizar que el proyecto avance con seguridad y transparencia. Imbroda destacó que el precio de adquisición, 1.800.000 euros, es adecuado y beneficioso para los intereses de la ciudad. “Es una buena adquisición y el precio está muy bien”, afirmó.
El proyecto, sin embargo, no ha estado exento de debate político. En las últimas semanas, el grupo Somos Melilla denunció un supuesto secretismo en la operación de compra, lo que generó cierta polémica en la ciudad. Imbroda rechazó estas acusaciones y defendió la actuación del Ejecutivo local. Además, anunció la presentación de una denuncia penal a Azmani por lo que consideró afirmaciones falsas y calumniosas relacionadas con Villa Pilar. “Ya hay presentada una denuncia penal”, señaló, aunque quiso restar importancia a la polémica y aseguró que esto no afectará el desarrollo del proyecto. “Vamos a seguir adelante. Esto es una cuestión menor y no va a frenar un proyecto importante para Melilla. Son olillas que no llegan ni a los 20 centímetros”, declaró.
Con la compra formalizada, el calendario de actuación contempla primero la redacción del anteproyecto por parte de Tragsa. Posteriormente, se definirá el proyecto definitivo, que deberá aprobarse por los órganos de gobierno correspondientes antes de iniciar las intervenciones sobre el terreno. La Ciudad Autónoma busca con ello que Villa Pilar no solo deje de deteriorarse, sino que se convierta en un espacio útil, seguro y educativo para todos los ciudadanos, evitando que continúen los usos irregulares que habían caracterizado a la finca en los últimos años.
Si se cumplen las previsiones, la recuperación de Villa Pilar marcará un antes y un después en la gestión de espacios públicos en Melilla. La finca dejará atrás años de abandono y se convertirá en un símbolo de intervención integral sobre patrimonio histórico y natural. El proyecto refleja, según Imbroda, la voluntad de la Ciudad Autónoma de mirar al futuro sin olvidar su pasado agrícola, garantizando que un enclave histórico siga teniendo relevancia para las nuevas generaciones.








