Los melillenses asistimos con asombro a la reapertura del caso del asesino de Circeo. Ayer forenses desplazados desde Italia trabajaron en la exhumación de los restos de Máximo Testa, el ex legionario que murió de sobredosis en 1994 y que fue enterrado en el cementerio de La Purísima.
Es la segunda vez que se abre la tumba de Testa en Melilla para comprobar si se trata del hombre que en compañía de otros dos, en 1975, asesinó a la joven Rosario López en una finca romana y violó a su amiga Donatella Colasanti, que pudo salvar la vida, paradójicamente, haciéndose la muerta.
La reapertura del caso ha provocado un gran revuelo en la opinión pública italiana. Los medios de comunicación aplauden que se haya vuelto a autorizar el análisis de los restos de Máximo Testa (en realidad, Andrea Ghira) porque con los avances tecnológicos que tenemos actualmente sí se podrá concluir si tenemos o no enterrado en Melilla al asesino de Circeo.
Han pasado más de 30 años, pero Italia no olvida. La tumba del hombre que se alistó en La Legión con un nombre falso y que fue expulsado de ella por su relación con las drogas, se abrió ya en 2005.
Los resultados obtenidos entonces tras analizar los restos de Máximo Testa y compararlos con los de su madre no fueron concluyentes. A estas alturas, los familiares y la víctima que sobrevivió a la noche de desenfreno de tres niños ricos (dos de ellos fueron condenados a cadena perpetua) necesitan cerrar el caso. Y eso no ocurrirá hasta comprobar que el asesino de Circeo está enterrado en Melilla.
Ha querido el destino que el nombre de un criminal se una al de nuestra ciudad en los titulares de la prensa extranjera.
Lo que está ocurriendo en el cementerio nos deja a todos atónitos. Empezando por la reapertura de la tumba de Máximo Testa. Ayer la estampa era abrumadora en La Purísima.
Bajo un cielo plomizo por una de las primeras lluvias de este invierno que no llega, la imagen de la lápida arrinconada y el hueco en la tierra eran impactantes.
Esperemos que esta vez sí se aclare el enigma en torno a la muerte del asesino de Circeo. Sólo así, se hará justicia.