Hoy es el día de los Santos Inocentes. Una jornada que se presta a las bromas y a la risa aunque lo que puede parecer algo jocoso no siempre es así.
La costumbre instaurada de tirar piedras o huevos a los autobuses de la COA es uno de esos casos en los que la broma no tiene gracia. No tiene gracia, no solamente porque carezca de sentido, sino por el peligro exponencial que puede tener esta acción.
Cada 28 de diciembre, la COA tiene que hacer recuento de las pedradas recibidas. Lejos de ser una broma y de suponer un peligro exponencial tiene consecuencias judiciales si se determina al autor, lo que no es frecuente.
Por eso, la Policía Local debe escoltar a los autobuses que realizan el servicio urbano en determinados barrios cada 28 de diciembre. Precisamente para evitar esos graciosos que no lo son. El consejero de Seguridad Ciudadana, Javier Calderón, ya lo advierte hoy en El Faro. Quien la hace la paga y si es menor, serán los padres los que respondan de los daños causados por el acto incívico de su hijo.
No hay más ciego que el que no quiere ver. Una pedrada a un autobús de la COA no solamente puede herir al conductor o a alguno de los viajeros. Los peatones y demás vehículos pueden verse afectados si el conductor pierde el control y dadas las dimensiones del autobús, las consecuencias simplemente son impredecibles.
Tal vez el consejero se quede corto con tildar de incívicos las 'inocentadas' de este día porque el resto del año es sencillamente vandalismo.
Los 'ataques' a la COA obligan a la empresa a suspender el servicio de determinadas líneas cuya ruta pasa por barrios de especial conflictividad.
Esa conflictividad radica en la frecuencia y costumbre de sufrir pedradas. Sea el día que sea.
Algunas acciones incluso rayan la delincuencia, como el ataque con una catana que un conductor de la COA sufrió en La Cañada justamente el 28 de diciembre del año pasado.
En este caso, apenas mes y medio más tarde el autor de dicho catanazo fue arrestado.
Y es lo raro. Estas personas incívicas, vándalos y delincuentes (por orden de gravedad de sus acciones) están acostumbrados a actuar con impunidad. De ahí que la COA necesite todos los años su escolta policial.
En definitiva, el día de los Santos Inocentes no es un día para incivismos o vandalismos. Es un día para tomarse con buen humor y de una forma sana la inocencia de cada uno y la del prójimo.