Ni Ingesa ni el Ministerio de Sanidad han querido pronunciarse este viernes respecto a la protesta que tuvo lugar la tarde de este pasado jueves frente a la Delegación del Gobierno y en la que participaron varios cientos de melillenses en demanda de una atención de calidad por parte del sistema público. En ambos casos tan solo han querido señalar que la concentración celebrada "es un derecho", sin más consideraciones, a pesar de que la atención a la salud es una competencia que tienen en exclusiva desde Madrid.
Bajo el eslogan "¡Basta ya!", cientos de ciudadanos exigieron mejoras tras constatar las deficiencias del sistema sanitario en Melilla y que han tenido un punto de inflexión con el fallecimiento hace unos días de Abdel, un joven de 25 años, víctima de un cáncer gástrico que no le fue detectado hasta que ya era demasiado tarde para él. Ello, a pesar de la lucha de la familia por conseguir que se le hiciera una endoscopia, prueba que se le practicó dos años después de ser solicitada por el facultativo.
También en estos días se ha conocido la historia de Jesús Montoya a través de "El Español", un bombero ya jubilado víctima también de un mal diagnóstico, que acabó con su vida tras ser trasladado al hospital Doce de Octubre de Madrid, donde los especialistas no pudieron hacer nada para salvarlo.
Diagnosticado con la enfermedad de Crohn en nuestra ciudad y a la vista de su evidente empeoramiento físico (perdió 30 kilos), sus hijos decidieron llevarlo al Doce de Octubre. A las horas de ingresar ya habían descartado el Crohn y al día siguiente dieron con el diagnóstico correcto: Amiloidosis, una enfermedad rara que hace que una determinada proteína destruya los órganos si no hay tratamiento. Murió allí, a los pocos días, relata "El Español".
Según cuenta la web, a la vista de que no se les ofrecían soluciones que pudieran aliviar la enfermedad del padre, la familia pidió alta voluntaria, pero no les fue fácil conseguirlo aunque era requisito imprescindible para llevarlo a Madrid. "Se negaron. Al principio se negaron. Dijeron que iban a intentar derivarlo ellos a algún hospital, pero pasaron dos días en los que no hicieron nada, no lo trasladaban ni sabían, constatamos que estaban dando palos de ciego y mi familia firmó el consentimiento de alta", relata el hijo, Daniel Montoya.
Ante el evidente deterioro de su padre, Daniel pidió explicaciones. "Lo que el médico nos decía es que la medicación contra el Crohn es muy agresiva y que el cuerpo estaba asimilando los medicamentos". Tampoco entendía, sostiene, "cómo el de Digestivo se iba un viernes y volvía un martes. Eso era impresionante: cuatro días sin que lo viera el especialista".
Al llevar el historial médico de Melilla, los médicos del Doce de Octubre "nos dijeron que, por las pruebas que iba pidiendo el internista, intuían que ya sospechaba que no era Crohn y que era Amiloidosis. De hecho, en el último de sus informes puso 'sospecha de Amiloidosis' para curarse en salud. Pero ya estaba sentenciado: cuando fue a morir, tres cardiólogos no le encontraban el corazón. Tenía los órganos deshechos".
Dadas las circunstancias, los familiares de Jesús Montoya han decidido iniciar acciones legales. "Es muy duro esto. Mi padre apagó muchos fuegos en Melilla durante 40 años, salvó muchas vidas, cotizó y pagó con sus impuestos la sanidad pública, de la que era un gran defensor... y cuando lo necesitaba, en Melilla le falló. Estoy preparando la reclamación previa a la demanda y en realidad no queremos ni que la estimen: reclamamos porque es el paso previo para ir a los tribunales, y vamos a pedir lo máximo que se pueda".
Tras vivir esa experiencia, Daniel Montoya asegura que no le extraña lo que le ha sucedido a Abdel. "Por eso, tristemente, lo de Abdel no me sorprende", explica. "El año pasado la sanidad de Melilla no le dio oportunidad alguna a mi padre. Es una triste historia, mi padre era muy buena persona, exbombero muy conocido en Melilla, con muchísimas ganas de vivir, hiperfamiliar, con cinco hijos y cuatro nietos, y era un corazón con piernas, un hombre bueno de verdad".