No vamos a entrar, ni tampoco nos corresponde acceder, en la retórica sobre la mejor solución para el Sahara, la cual lleva décadas dando bandazos por distintos Foros Internacionales, ejemplo claro, cuando un tema, por razones obvias, resulta incómodo de abordar.
Pero sí sorprende la inesperada forma de comunicación por parte de Sa Majesté con el pueblo español, mediante filtración a los medios de una parte de un escrito presuntamente de su interés, remitido por nuestro presidente de Gobierno, congratulándose sobre la iniciativa marroquí sobre la autonomía del Sahara.
De nuevo nos encontramos con formas inapropiadas y probablemente irrespetuosas para una amplia mayoría de españoles.
Igualmente, a raíz de la citada filtración, nos ha sorprendido la visita prevista para mañana miércoles 23, a Ceuta y Melilla, como si se tratara de avalar la españolidad de dichas ciudades ante el posible desatino cometido.
Habrá que observar el grado de acogida en comparación con la dispensada hace aproximadamente hace 10 meses, ya que en nuestra modesta opinión las cosas no han mejorado desde entonces hasta esta parte, con ambas ciudades soportando oleada tras oleada inmigratoria, como punto de partida supuestamente tolerada desde el país magrebí.
¿Habrá supuesto este último viraje político, una complacencia para el Monarca, así como una garantía ofrecida por Marruecos sobre la problemática histórica desde 1975?
¿Qué desean que les diga? Desde dicha fecha, podría decirse coloquialmente “que conocen el punto débil de nuestro zapato” o si me permiten expresarlo en mi modesto francés, por aquello de ser la segunda lengua de nuestros vecinos: “c’est là où le bât blesse” al no existir indicadores que aseguren un futuro sin sobresaltos.
Hace tiempo, antes de configurarse el gobierno de coalición, y contemplada la negativa pública de nuestro presidente a pactar la actual coalición (me quitaría el sueño), me vino a la memoria un viejo proverbio, precisamente árabe, que sirvió para la Columna oportuna: un no, significa un medio sí.
Como significaba Marco Aurelio hace más de dos mil años ¿Existe una fama eterna o es pura vacuidad?
Y, cuando se encuentre en cualquier tribuna, presidente, no olvide el calor y la vehemencia que necesita España, y en el presente caso, las dos ciudades que en estos momentos visita, afectadas por cientos de razones históricas, no siempre de oportunidades políticas.