Los mercados de la ciudad han revivido estos días con la decoración navideña, las actuaciones de flamenco y, lo más importante, con el ajetreo de las compras.
En la Plaza de las Culturas y en San Lorenzo se respira Navidad por los cuatro costados, pese a que las temperaturas medio primaverales que tenemos estos días le quitan un poco de encanto a estas fechas que tradicionalmente celebramos con gorros y guantes.
Muchas familias melillenses ultiman hoy los preparativos para la cena de esta noche, que pasa por ser uno de los convites más esperados del año.
Y no lo es sólo por los platos especiales que reservamos para este día sino por la compañía que, en definitiva, siempre es lo más importante.
Falta una semana para que 2015 baje el telón. En este año hemos tenido que acudir dos veces a las urnas. Primero para elegir el Gobierno local y el pasado domingo para votar en los comicios generales.
Pero la cena de esta noche no es para hablar de política ni para tocar temas espinosos. Hoy es un día para disfrutar de las personas con las que tenemos la dicha de compartir nuestras vidas.
No sabemos qué nos deparará el año 2016, pero ya es una suerte terminar éste sin sobresaltos ni malas noticias.
Hoy es un día para abrazar, besar o sonreír a las personas que con sólo mirarnos nos dan vida. Aunque sólo sea por eso, merece la pena vivir la Navidad que, por lo visto, ya no es sólo una cosa nuestra.
Los comercios de Marruecos se llenan también por estas fechas de productos navideños que hasta hace muy poco eran exclusivos del mundo cristiano.
Hemos exportado la Navidad a nuestros vecinos, de la misma forma que los americanos nos han enganchado a Halloween.
Pero en Navidad no se trata sólo de hacer caja. Aquí lo que de verdad importa es el espíritu que merece la pena ser exportado.
Hoy es un día de fraternidad, de presumir de receta, de celebrar el menú, de festejar que llegamos juntos a la cena de esta noche.
Pero no todos tienen esa suerte. En las mesas también se recordará hoy a los que ya no están porque se han marchado pronto, demasiado pronto para los que le recuerdan.
También por ellos habrá que brindar. Porque con toda certeza les gustaría estar en esa mesa sin ver una sola cara triste.
Desde El Faro deseamos a todos nuestros lectores una feliz Navidad y os animamos a celebrarlo, que el futuro ya vendrá.