Los propietarios de barcos atracados en Puerto Noray continúan sufriendo una ola de robos, que no cesa pese a que este 21 de enero la Guardia Civil de Melilla informó de la detención de dos personas que estarían relacionadas con la sustracción continua de aparejos de pesca, herramientas y lo que es peor, con el destrozo de los barcos.
El problema, como todos sabemos, se soluciona poniendo más medidas de seguridad y reforzando la vigilancia en la zona. Pero esto, aunque parece obvio, no es fácil. Todos sabemos que nuestras Fuerzas y Cuerpos de Seguridad tienen las habas contadas.
A la escasez de efectivos que sufre la Guardia Civil hay que sumar los estragos del covid y el incremento de la presión migratoria en la valla.
Queremos que estén en todas partes, pero es difícil obrar el milagro. Tenemos lo que tenemos y llevamos tiempo reclamando más efectivos no sólo para la Benemérita sino también para la Policía Nacional. Sin embargo, quienes prometieron solucionar el problema al llegar, al poder ahora ni se acuerdan de la palabra comprometida.
Los sindicatos policiales han sido muy claros y han dicho que tal y como está la plantilla es impensable que se abra la frontera en condiciones seguras para los agentes.
Pero las quejas caen en saco roto. Es cierto y ahí están las estadísticas, que en Melilla ha bajado el número de delitos, pero la presión migratoria continúa por mar y por tierra y si un guardia civil está en la valla no puede estar al mismo tiempo en Puerto Noray.
Tradicionalmente, los delitos que más aumentan en Melilla son aquellos que transmiten más sensación de inseguridad: los hurtos, robos con violencia, robos e incendio de vehículos... Estamos hablando de delitos menores: que si hoy te roban las cañas de pescar, que si mañana te rompen los cristales del coche o del barco; que si luego te quitan el aparato de música; que si el fin de semana tienes la mala suerte de aparcar junto a un contenedor diana de pirómanos... Entre una cosa y la otra, los ciudadanos no ganan para disgustos.
Por esoo Melilla tiene que reclamar en Madrid no sólo refuerzos temporales sino efectivos reales que completen nuestras plantillas de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad.
Nuestros políticos no deben creer que por pedir poco los van a apreciar más. Si no hay robos en el puerto de Benalmádena, hay que intentar que tampoco los haya en el puerto deportivo de Melilla. Y eso sólo se consigue, reforzando plantillas, invirtiendo en la ciudad e incrementando la vigilancia en nuestras calles y fronteras.
Eso en definitiva, necesita dinero o lo que es lo mismo: voluntad política.