Els Joglars muestra una sociedad en la que ha cambiado la educación y afirma que los niños de ahora son “tiranos” l La obra es no es didáctica, sino una forma de invitar a la reflexión
Ramón Fontserè se hizo cargo de Els Joglars en 2012, sustituyendo a Albert Boadella. Es director y actor de ‘VIP’, la obra que ayer aterrizó en el Kursaal. En esta representación se hace una reflexión sobre la educación de los hijos, un tabú que pocas compañías han tratado. Muestran al niño como un tirano y a sus padres como insectos que están de forma continua alrededor. Es la primera vez que Els Joglars viene a la ciudad, pero promete volver tras salir al escenario de nuevo esta noche.
–¿Cómo surge la creación de este espectáculo? ¿Parte de alguna experiencia personal tras conocer a un niño tirano o es sólo una reflexión sobre la realidad social en la que vivimos?
–El espectáculo aborda un tema que no se ha tocado nunca. Es tabú. De un tiempo a esta parte, ha tomado mucha relevancia el hecho de tener un niño y su educación, sobre todo, si se compara con mi generación. Yo soy de un tiempo en el que no ocurría lo que sucede ahora. Antes había cierto rigor en la educación que ahora no hay. ‘VIP’ pretende ser el reflejo de una sociedad y de su futuro. ¿Por qué ha pasado todo esto? ¿Por qué los niños que tienen todo por parte de los progenitores, que lo hacen con buena intención para dar a sus hijos lo que quizás ellos no tuvieron, no son educados? ¿Por qué a pesar de tener todas estas ventajas, comodidades y abundancia no son niños amables, sino justo lo contrario y se convierten en tiranos? ¿Por qué todo lo que se mueve alrededor de ellos tiene que estar bajo sus caprichos?
–¿La culpa es de la sociedad?
–El comportamiento de los mayores influye porque no se quiere castigar ni reprimir a los niños. Hay unos prejuicios de que reñir a los niños es el retrógrado, fascista y franquista. Todo esto parece en el espectáculo.
–¿Han consultado con expertos sobre el tema?
–No es un espectáculo didáctico porque nosotros no somos expertos, pero sí que hemos hablado con profesores y profesionales de la enseñanza y hemos podido captar todas estas ideas.
–¿Fue complicada la documentación y difícil el montaje de la obra al ser un tema tabú?
–La parte de documentación no, porque hemos tenido la suerte de contar con gente que ha dado su opinión, sus experiencias y sus comentarios. Hablamos con profesores, por ejemplo, que ejercieron durante la época franquista y también con los que educaban en la etapa democrática. En una tiempo el péndulo estaba en un lado y años más tarde en otro, por eso los expertos abogan por que se sitúe en el centro. En cuanto a si el montaje ha sido complejo, siempre nos encontramos con dificultades. Pero ése es nuestro juego. Nuestro oficio es tratar de resolver esos problemas.
–¿El público se ve reflejada en esta obra? ¿Se han encontrado padres que han reconocido que tienen un hijo tirano?
–Sí hay mucha gente que se siente identificada. Es un espectáculo catártico, pues en algún momento se ven reflejados. Aunque los padres no llegan a decir exactamente que su hijo es un tirano. Siempre dicen que no lo educan de esa manera. Todos se quitan un poco la responsabilidad. Pero sí que hay comentarios de que la gente porque quien no ha sido padre, tiene sobrinos o conoce alguna historia similar. En Europa el tener un niño es algo que se ha exagerado mucho. Los roles han cambiado y por ejemplo, los padres entran en el paritorio a entran en el paritorio. Yo no me imagino a mi padre asistiendo a mi nacimiento, seguro que estaba en el bar tomándose una caña con sus amigos.
–¿Tiene que ver con que antes era más natural y estaba dentro de la programación habitual de la agenda social y ahora tener un hijo está supeditado al calendario laboral de los padres?
–Claro. Yo procedo del mundo rural donde tener un niño era una doble satisfacción, pues además de nacimiento, era bueno por tener más brazos para trabajar. Antes era algo más natural y ahora sí que me imagino que las parejas tienen los hijos con más edad porque tienen que estar pendientes del trabajo, la hipoteca... Cosas que antes no había porque la gente tenía otro tipo de necesidades. Hace 50 años llegaban los hijos al mundo sin pensar y esa paternidad era para ayudar a la familia. Ahora los niños llegan a desarrollar trastornos y enfermedades por no contar con la atención de sus padres que están trabajando.
–Antes la educación era muy estricta y ahora no hay normas, ¿cree que lo haremos bien algún día?
–Sí, aplicando el sentido común. Esto afecta a un gran número de personas desde profesores a políticos. Cuando consultamos a algunos expertos decían que no entendía por qué no había una gran coalición para mantener un sistema educativo lo largo de varias generaciones, ya que cambia cada vez que entra un nuevo Gobierno. ¿Por qué no se les enseña la meritocracia? No todos los niños son iguales y ahora se les valora a la baja. No se les enseña a esforzarse o trabajar ni se les premia por ello. En todos los oficios los humanos somos reprimidos, por ejemplo, cuando empecé como actor mi maestro me decía cómo corregir lo que hacía mal. Hay profesores que intentan hacer esto, pero parece ser que la sociedad no lo quiere. Antes cuando llegabas a casa y decías a tus padres que el maestro te había castigado, te castigaban más. Ahora si se sanciona a un niño, los padres se plantan en el colegio y ponen peligro la integridad física de los maestros.
–¿’VIP’ es para reflexionar, pero ¿ofrece alguna conclusión o idea?
–No. No es un espectáculo didáctico. Eso debe estar en manos de los profesores y de los padres. Es la reflexión de una sociedad sobre un futuro porque estos niños serán los que el día de mañana llevarán las riendas. En el espectáculo recogemos desde el embarazo hasta que el niño tiene entre 7 y 8 años. Podríamos alargar más esa edad de tirano, pero es justo en ese tiempo cuando el VIP es más duro.
–No tratan el tema de la adolescencia, pero es en esta época de la vida cuando esos VIP se dan de frente con la realidad.
–La castaña es más grande. El VIP tiene una fecha de caducidad, como los yogures. Cuando tienes 7 u 8 años se te acaba porque ya no hace gracia como cuando era pequeño. La adolescencia es una etapa triste y solitaria. Son en esos años cuando tienes el contacto con la realidad. Vas dejando el mundo VIP y tienes que morder el polvo. La castaña puede ser más fuerte si tus padres te protegieron mucho. Lo que pretendemos con la obra es que la gente salga con la duda de si estamos haciéndolo bien educado los niños de esta manera. Aunque todo está tratado a través del humor y la ironía. Así, convertimos a los padres en insectos porque estos niños hacen que todo dé vueltas a su alrededor.
–¿Cómo definiría su teatro?
–Nuestro teatro es especial. Se decanta más por la metáfora. No es un teatro realista. Nuestra interpretación de VIP es un tipo de interpretación expresionista. Se dicen las cosas, pero de otra manera, quizás jugando con y para llegar al espectador con cierta profundidad, con un lenguaje más especial, más divertido y a veces a través del humor y la ironía. De hecho, si hay una interpretación realista es para ironizar un poco sobre esta sociedad, sobre esa manera de comportarse. Todo es un juego teatral y ritual que es lo que nos encanta. Ponemos más énfasis en el cuidado artístico de la interpretación de los personajes que en la decoración y escenografía que es muy sencilla.
–¿Cuál es el futuro próximo de Els Joglars?
–El futuro es que seguiremos haciendo lo que nos gusta que es jugar con el teatro y ofreciendo espectáculos y bolos. Y si puede ser, volver a Melilla.
– Por último, ¿qué cree que va a pasar mañana en Cataluña tras las elecciones?
–La situación creo que va para largo. La cosa está al 50%. Ya he manifestado que me considero español, catalán y europeo y por lo tanto, no soy partidario de la independencia de esta región. Creo que esto ha servido para ocultar toda la mala gestión y la corrupción del gobierno y el fracaso de Artur Mas. Lo ha manipulado todo para hacer este delirio de la independencia, en lugar de ocuparse de cosas que realmente valen la pena, como la educación o la sanidad y evitar esos recortes que se han realizado en el ámbito público. Pero no sé lo que puede pasar mañana en Cataluña. No creo que haya una victoria clara por parte de ningún lado.