El PRESIDENTE del Gobierno, Pedro Sánchez, anunció ayer que el estado de alarma se prorroga hasta el 9 de mayo. Tal y como ya se había advertido desde el Ejecutivo, las medidas de confinamiento se alargarían en el tiempo y ahora el presidente lo confirma. Aún así, se percibe un relajamiento en las normas establecidas para luchar contra la expansión del COVID-19 y se prevé un paulatino desescalamiento. Para empezar, los niños podrán salir de casa, acompañados por un adulto, durante un periodo limitado de tiempo. Esta tímida rebaja de las medidas es una buena noticia en dos sentidos. Por una parte, si las autoridades sanitarias consideran que no es inseguro que los más pequeños puedan pasar un rato en un parque, se entiende que la curva de la pandemia está cerca de doblar. Por otro lado, los niños necesitan de espacio para desarrollarse y para muchas familias será un respiro que los más pequeños puedan salir unos minutos a la calle. Servirá para poder sobrellevar mejor el confinamiento.
Ahora bien, esta relajación de las medidas debe ser tomada con precaución y con responsabilidad. No se trata de que padres e hijos puedan ahora salir en tromba de sus hogares y llenar las calles y parques de la ciudad. Debemos entender que se trata de un permiso especial que se concede por motivos muy específicos y no se trata de dar carta blanca a que la gente paseé.
Si no somos lo suficientemente juiciosos se perderá gran parte de los ganado durante las pasadas semanas. Hay que ser responsables.