Gueyala ha vuelto a la carga con el tema de la poda de árboles en Melilla. Según ha recordado la organización ecologista, en 2019 una acción ciudadana de protesta "se plantó con cartelería y medios de comunicación cuando, en pleno mes de junio, se estaban podando los árboles de Carlos de Arellano". "Fue el paso decisivo para lograr arrancar a la Consejería de Medio Ambiente el compromiso de no podar después del 1 de Abril, cuando empiezan las aves a construir sus nidos y cuando la sombra se hace más necesaria", señalan en una nota hecha pública este lunes.
La entidad melillense no sabe qué pensar sobre la actitud del consejero de Medio Ambiente, Hassan Mohatar, porque "o no respeta, o no conoce (no sabemos qué es peor) los compromisos adquiridos; estamos a primeros de junio de 2022 y se están podando árboles en Melilla".
"¿Por qué esta Consejería de Medio Ambiente no es capaz de respetar el arbolado, las aves, ni la salud de los melillenses? ¿Por qué se preocupan más de abrir nuevas carreteras que de preservar nuestro arbolado? Nos consta que los técnicos de la Consejería conocen perfectamente las fechas en que no se puede podar. Viene de más arriba la orden de podar caiga quien caiga", asegura la nota de Guelaya.
"¿Por qué a la ciudad de Madrid le bastan tres meses al año para podar todo su arbolado y en Melilla se necesita estar podando continuamente?", se preguntan los ecologistas. "Tenemos una ciudad con un presupuesto altísimo, con seguridad de los más altos de España para una ciudad de 90.000 habitantes, y no somos capaces de contratar podadores que garanticen las podas en tres meses. Pero sí que hay dinero, el que haga falta, para cementar los alcorques de los árboles, para intentar tirar el muro del parque, para intentar destruir el bulevar de Aizpuru, para intentar hacer un intercambiador de autobuses en plena Plaza de España, para proyectar levantar edificios de quince pisos en el Paseo Marítimo y para tantas barbaridades más", argumentan.
El colectivo ecologista llama la atención sobre el hecho de que las distintas especies de pájaros que existen en Melilla no podrán cuidar de sus polluelos en estas condiciones de poda. "No podemos admitir que se pode cuando los mirlos, las tórtolas, los gorriones y otras tantas aves están tratando de sacar sus pollos adelante. No podemos admitir que se realicen las podas salvajes que eliminan gran parte de la copa del árbol para darle un sentido "estético" al gusto del "irresponsable" de turno de la Consejería. Y no podemos permitir que nos priven de la sombra cuando más la necesitamos".
Por ello, Guelaya cree que ha llegado la hora"de plantarnos y exigir que paren las podas, que se regule por normativa el período en que pueden hacerse y cómo deben hacerse. Y es hora de tener una Consejería de Medio Ambiente que vele por el buen estado de nuestros árboles en lugar de permitir su destrucción masiva y sistemática"
"Afortunadamente Guelaya ya no está sola en esta batalla. Nos consta que otras organizaciones como la plataforma Movimiento por el Arbolado o SEO están en la misma causa. Si nuestros políticos siguen con su nefasta gestión ambiental, los melillenses se lo echaremos en cara, en la calle, o donde haga falta", concluyen.
ADELANTE GUELAYA "NO TIENEN NI PUÑETERA IDEA DE JARDINERIA2
DENUNCIA Y A AL SEPRONA.
comprobando que ahora mismo se siguen podando árboles en la ciudad, hoy queremos establecer una relación. ¿Qué tienen que ver las podas a destiempo, las saneadas finanzas municipales y la procesión de la Borriquita de Semana Santa? Cualquier manual de arboricultura nos indica que la época adecuada para la poda de los árboles es cuando se encuentran en receso vegetativo, que viene siendo el invierno, antes de que empiece la circulación de la savia y desarrollen nuevas hojas y comience la floración primaveral.
La poda es una mutilación, que obliga al árbol a un sobreesfuerzo desesperado por sobrevivir y, por tanto, acorta su vida, por lo que solo debería hacerse en casos muy justificados y con la mínima afección posible (podar no es decapitar). Hacer estas podas a destiempo supone una agresión añadida, que se suma a las penosas condiciones en las que viven en la ciudad, sin alcorques ni nutrientes en el suelo, con tierra compactada sin oxigenación y soportando elevados niveles de contaminación.
¿Por qué entonces se siguen podando árboles ahora, en el peor momento? Quizás la respuesta sencilla es que no disponemos ni de personal y de medios suficientes para hacerlo con todos cuando menos les dañarían. Esto tiene un factor económico a tener en cuenta. Para podar un arbolito de un par de metros de altura y una copa en forma de chupa-chup se precisa un operario con una furgoneta, una escalerita de mano, una tijera de jardinería y la operación apenas lleva unos minutos. En cambio, podar un árbol de gran porte hace necesarios al menos tres operarios, un camión con plataforma elevadora, motosierras y un proceso de varias horas. Como comprenderán sale mucho más barato el mantenimiento de los arbolitos chupa-chup, cosa que las arcas municipales agradecen.