Guelaya ha informado de que, en la tarde del lunes, día 17 de junio, el velero Diosa Maat, de Ecologistas en Acción, gracias a la información suministrada por un miembro del Club Ánfora de Buceo, se situó sobre la vertical de los restos de un naufragio acontecido en la bahía de Melilla en 1927; el barco hundido era un carguero de grandes dimensiones que transportaba mineral. Como ocurre con todos los pecios, el inerte fondo marino arenoso con el paso de los años se ha convertido en una fuente de vida, un refugio de flora y fauna submarinas. Desde el velero se realizó una inmersión tratando de localizar la presencia de charonia lampas, una caracola protegida que antes era habitual en estas costas y ahora está prácticamente desaparecida.
La información que tenía la organización ecologista indicaba que podía haber al menos seis o siete ejemplares. El día de la inmersión el agua estaba bastante turbia y no fue fácil la búsqueda, pero el buzo logró obtener varias fotografías de charonia lampas y de la vida que llena actualmente el pecio.
Guelaya cree que la vida se abre paso en el pecio, donde sólo había arena aparecen cañaillas y erizos y ahora corresponde a la Ciudad Autónoma la protección de este nuevo patrimonio natural de Melilla.