Guelaya ha vuelto a la carga contra el consejero de Medio Ambiente, Hassan Mohatar, esta vez a costa de la contaminación acústica que atraviesa la ciudad. En ese sentido, recuerda unas recientes declaraciones de Mohatar, quien había afirmado que la acústica de la ciudad está dentro de los parámetros normales. Para los ecologistas, se trata de una "confirmación de su ignorancia sobre los problemas de contaminación acústica que arrastra la ciudad de Melilla y de los que la consejería es responsable, ya que los melillenses somos merecedores del derecho a un medio ambiente sano, y la contaminación acústica, más que una molestia, es una fuente de enfermedades y deterioro de la calidad de vida y por tanto un problema de salud pública".
En Guelaya la contaminación acústica es un viejo caballo de batalla que ya en 2011 provocaba su denuncia pública, "al igual que hemos hecho este verano con el campeonato de motocross, aunque hay otras cuestiones que criticar en este caso y no solo el ruido".
Desde entonces la organización ha trabajado para denunciar, dialogar y proponer soluciones que pasaban por cumplir la normativa ambiental sobre ruidos, que se cerraba en 2021 tras un largo paréntesis de 9 años en el que dos Gobiernos han participado.
En enero de 2021 Guelaya recibió la confirmación de la Consejería de Medio Ambiente y Sostenibilidad sobre la aprobación de la zonificación acústica, Plan de acción y actualización de la normativa en Melilla, en respuesta al escrito de alegaciones presentado por los ecologistas ante los presupuestos de la Ciudad. La publicación en el BOME de la Ciudad el 26 de febrero de 2021 cerraba un trámite iniciado por el anterior Gobierno 9 años antes con la publicación del mapa estratégico de ruido de la Ciudad Autónoma de Melilla encargado a la empresa CECOR.
En 2014 Guelaya criticaba la demora en el estudio y redacción del mapa de ruidos de Melilla. En 2016 junto a Melilla ConBici recordaron los 4 años de retraso del mapa de ruidos (desde la contratación del estudio), "algo que la Consejería debería haber hecho en ese momento por imperativo legal derivado de la nueva Ley de ruidos y sus reglamentos, que no han sido actualizados en este momento en Melilla". En 2020 Guelaya denunciaba el uso de los sopladores en el Parque Hernández, tanto por el daños a la biodiversidad urbana, como por el ruido que afecta a os vecinos y vecinas del barrio y todas las personas que cruzan el parque por la mañana.
Actualmente, se mantiene la Ordenanza de Protección del Medio Ambiente por Ruidos y Vibraciones (2001), que quedó obsoleta en 2003, fecha de publicación de la Ley de ruidos. El diagnóstico actual sobre incumplimientos o superaciones de los niveles máximos de ruido permitidos es el siguiente: “En todas las zonas de evaluación seleccionadas, la adición de focos sonoros más significativos de cada estudio conlleva unos niveles de ruido globales por encima de los Objetivos de Calidad Acústica definidos para áreas urbanas existentes la zonificación acústica particular que corresponda a cada caso.”
"Si se realiza ante la policía local una denuncia por los sopladores del parque Hernández como ha hecho Guelaya, la respuesta es que la policía local no tiene capacidad técnica para ese tipo de denuncia porque no tiene aparato de medición, y solo podría señalar si el ruido denunciado se aprecia como molesto, sin medir los decibelios que la fuente sonora emite. Si se denuncia ante la consejería de Medio Ambiente, como ha hecho Guelaya, y se pide que se realicen mediciones, la consejería opta por el silencio y no contesta".
"Si se trata el asunto de los sopladores en el despacho del consejero y se solicita que medie con la empresa Tahler para que cambie los sopladores actuales por otros eléctricos y silenciosos como hizo Valoriza en la limpieza de la vía pública el consejero contestó que por supuesto que hablaría con Tahler para que cambiaran a sopladores eléctricos, pero pasaron los años sin ningún cambio", insisten los ecologistas.
En definitiva, "al igual que en otros problemas ambientales, presentar alegaciones, dialogar con el consejero de Medio Ambiente, presentar denuncias públicas en los medios de comunicación o vía registro electrónico no funcionan con este consejero, motivo por el cual creemos necesario una respuesta más contundente de la sociedad civil a la que estamos obligados una vez más por la irresponsabilidad del consejero que no solo no aporta soluciones sino que desconoce los problemas que afectan a las personas de Melilla en el ámbito de sus competencias".
Lo que más molesta en la ciudad es la llamada al rezo y nadie hace nada.