El sindicato USTM critica que haya sólo un vigilante de noche y exige que sean dos los que se ocupen de las tareas de seguridad.
La Unión Sindical de Trabajadores de Melilla (USTM) denunció ayer los “graves problemas” que están atravesando los vigilantes nocturnos del Parque Forestal en el ejercicio de sus funciones. Según afirmaron desde este sindicato, los guardias están sufriendo “insultos”, “amenazas” y “apedreamientos” por parte de “menas y otros individuos”.
A través de un comunicado de prensa, la USTM lamentó que las tareas de vigilancia de noche en esta amplia zona verde de la ciudad se encomienden a un solo guardia, cuando hace menos de un año eran dos las personas encargadas de velar por la seguridad del parque.
En la misma nota, el sindicato afirma que “acudirá a la Justicia” en el caso de que “ocurriera una desgracia más grave” que las sucedidas en los últimos meses.
Seguridad nocturna
Francisco Gómez, secretario general de la unión sindical, subrayó en declaraciones a El Faro la importancia de que haya al menos “dos personas” para garantizar la seguridad nocturna “de un parque tan grande”. Asimismo, recordó que “poco antes de que acabara la legislatura anterior sí había dos vigilantes por la noche y después se decidió quitar uno”, una medida que ha recibido críticas por parte de la USTM.
Francisco Gómez afirmó a este periódico que “recorrer el parque solo de noche” es un trabajo que entraña riesgos, no sólo en cuestiones de seguridad. “Un guardia puede sufrir un simple accidente y no tener a nadie que lo ayude”.
Gómez subrayó que se ha puesto en contacto con el consejero de Seguridad Ciudadana, Isidoro González, quien le ha mostrado su disposición a “remediar lo más pronto posible” la situación “si el problema está en sus manos”.
Robos en las garitas
El Faro acudió ayer al Parque Forestal para comprobar los efectos de los daños causados por los intrusos en las garitas de los guardias de seguridad, cuyas puertas y ventanas han sido forzadas.
Dentro de una de estas casetas incluso habían sido reventadas las cerraduras de las taquillas. En esos estantes simplemente se guardaban chaquetas y algunos enseres pertenecientes a los guardias, según indicó uno de ellos a este periódico.
El mismo vigilante mostró a El Faro los huecos por donde se cuelan los menas, situados en una esquina del parque que da a la calle escultor Mustafa Arruf.
Huecos en la verja
En esa parte del recinto vallado, dos espacios existentes en la verja permiten el paso de una persona adulta. De esta manera, los menas pueden colarse con mucha facilidad cuando cae la noche y el parque se encuentra vacío.
“Va a hacer falta que coloquen otra barra en la verja para evitar que puedan entrar por esos huecos”, señaló el guardia.
El vigilante explicó que es “difícil” que un hombre solo se ocupe de la seguridad de todo el parque cuando cae la noche. “Al volver a la garita después de hacer la ronda, me he encontrado con que habían forzado las puertas y las ventanas”, apuntó.
De esta forma, consideró que si hubiera dos guardias nocturnos en lugar de uno, situaciones como ésa se podrían evitar y se facilitaría el mantenimiento de la seguridad en el Parque Forestal.