El presidente de la Ciudad, Juan José Imbroda, destacó de los militares su entereza, fuerza y compañerismo, y de la entidad educativa lasaliana, ser un referente social y su capacidad de adaptación a los nuevos tiempos.
La ciudad de Melilla incorporó ayer tres nuevos nombres en la lista de honor de las personas y entidades que han recibido la máxima distinción de esta pequeña localidad española, la Medalla de Oro. El teniente Agustín Gras Baeza, el soldado Ibrahim Maanan Ismael, y el colegio público La Salle-El Carmen recogieron de la mano del presidente de la Ciudad, Juan José Imbroda, este reconocimiento en un acto cargado de emociones y agradecimientos. Imbroda destacó que las Medallas de Oro de este año eran “ejemplos de vocación de entrega al bien común”, y que “simbolizan la abnegación y el sacrificio frente al egoísmo”.
El Salón Dorado acogió a un gran número de familiares y amigos de los dos militares, componentes y antiguos alumnos del colegio La Salle-El Carmen y una representación de las autoridades de la ciudad, tanto civiles como militares. Incluso, en la recepción del Palacio de la Asamblea, se instalaron unas televisiones y altavoces para que aquellas personas que desearan seguir el acto pudieran hacerlo sin estar presentes en el salón ilustre de este edificio.
Tras una breve presentación, Imbroda subió al estrado y se procedió a la lectura de las actas en las que se resuelve las entregas de las Medallas de Oro de Melilla de este año. En primer lugar, el visitador de La Salle para España y Portugal, el hermano Jesús Miguel, recogió la distinción bajo un caluroso aplauso del público.
En segundo lugar, el soldado Ibrahim Maanan Ismael recibió del presidente de la ciudad la Medalla de Oro, lo que provocó el aplauso inmediato y que todos los presentes se levantaran de sus asientos para ello. De igual modo, el teniente Agustín Gras Baeza fue recibido por el público que durante varios minutos aplaudieron de pie a este militar. Fueron momentos muy emotivos para todos los presentes, ya que esos dos soldados aún presentan heridas visibles del atentado que sufrieron en Afganistán en el mes de junio, pero se mostraron firmes, seguros y muy orgullos del cariño, aplausos y condecoración que estaban recibiendo de su pueblo natal.
Valentía y fuerza
El presidente de la ciudad destacó la “total entereza, valentía y compañerismo del que en todo momento hicieron gala los dos militares”. Así, comentó que Maanan Ismael ha sufrido ya dos atentados, descrito por Imbroda como “la cobarde agresión de aquéllos que quieren imponer su extremista, sesgada e interesada visión de un Islam excluyente, y que no se corresponde con el verdadero”. También comentó cómo este soldado, a pesar de estar herido, colaboró en la ayuda y defensa de sus compañeros durante ese episodio trágico que sufrieron en Afganistán.
Para el teniente Grass Baeza, Imbroda tuvo palabras de alabanza por su profesionalidad y patriotismo, ya que este militar en todo momento ha mostrado sus ganas de volver a vestir el uniforme de las Fuerzas Armadas y de volver a las operaciones de combate si el mando lo ordenara. Además, remarcó la preocupación que este teniente mostró por sus compañeros y que su actitud ha sido un detonante para que los políticos comenzaran a trabajar en una cuestión que hasta entonces de ha dado de lado, como es la incorporación en las Fuerzas Armadas de aquellos militares que hayan sufrido determinados daños físicos en el ejercicio de su deber.
Imbroda aseguró que esta distinción de Melilla se hacía extensiva a todas las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado que han realizado y están en una misión, a aquéllos que han sufrido heridas y a los que dieron su vida por España.
También apuntó que estos dos melillenses eran “ejemplares porque demuestran la grandeza de esta ciudad libre, en paz, solidaria y respetuosa”, al ser de distintas religiónes.
Más que un colegio
La Salle-El Carmen fue constituído como centro educativo en 1912 por los hermanos lasalianos que encontraron en aquella época una Melilla que crecía y avanzaba hacia la prosperidad, según comentó el presidente de la Ciudad.
A lo largo de los años, La Salle-El Carmen se ha constituído como un referente social. Una institución de la que Imbroda destacó su capacidad de visión para adaptarse a las circunstancias sin perder el espíritu lasaliano.
Fueron varias las fechas destacadas en el discurso del presidente de la Ciudad como las más representativas de la influencia de este centro educativo en la vida social de Melilla. Por ejemplo, contó cómo en 1915 se adquierió un solar de 4.000 metros en el que el arquitecto Emilio de Alzugaray construyó un edificio modernista destacado por su magnífica fachada.
También se hizo hincapié en la gran ayuda que realizaron los hermanos de La Salle durante el ‘Desastre de Annual’. Este colectivo ofreció su colegio como hospital de sangre con unas 300 camas y realizaron el enterramiento de las víctimas mortales en los cementerios del Monte Arruit, Zeluán y de la ciudad. Por ello, en 1929, el rey Alfonso XIII les envió una bandera de España como agradecimiento a su inestimable colaboración con el Ejército español en aquella tragedia. Esta bandera se perdió durante la Guerra Civil. No obstante, el rey Juan Carlos I aceptó la petición de La Salle y volvieron a recibir una bandera donada por Su Majestad que fue entregada en un solemne acto por el entonces comandante general de Melilla, César Muro Benayas.
Otras aportaciones comentadas por el presidente de la ciudad fue la realizada por los hermanos Senén y Mauricio, quienes confeccionaron un catálogo de las plantas de la zona.
Tras su intervención, Imbroda se acercó a los homenajeados para saludarles personalmente y felicitarles por esta distinción.
Para finalizar este acto, se contó con la música en directo ofrecida por el cuarteto de cuerda de la orquesta sinfónica ‘Ciudad de Melilla’, que interpretó ‘Divertimento II en sib mayor scherzo’ de Mózart, ‘Aria’ de Locatelli, ‘Rule Britania’ de Arne, ‘Barcarola’ de Offenbach y ‘Plucki Fellow’. Finalmente, la entrega de las Medallas de Oro de Melilla se cerró con el himno de la ciudad.
La gratitud de un pueblo
El presidente de la Ciudad destacó que la entrega de las Medallas de Oro es “una cita con la gratitud de un pueblo”, es decir, un reconocimiento y agradecimiento en el día de la fundación de Melilla como localidad española. De los dos militares homenajeados y de la comunidad lasaliana destacó que son representantes de colectivos que “han tenido y tienen una influencia trascendental en la historia de la ciudad”.
A La Salle-El Carmen le fue entregada la Medalla de Oro por cumplir 100 años desde su llegada a la ciudad y por el servicio que ha prestado a Melilla en todos estos años, y los militares melillenses recibieron esta distinción tras sufrir un ataque en una misión que cumplían en Afganistán.