Gonzalo Carmona es un artista melillense que lleva más de 30 años dedicándose a la danza. Actualmente es profesor de la Escuela Municipal de Danza de Melilla.
¿Cómo empezó a dedicarse al mundo de la danza y el cante?
Llevo treinta y tres años dedicándome profesionalmente a ello. Al ser un niño, me matricularon en una escuela de danza con Pilar Muñoz, que es y será siempre una institución en Melilla. Tendría cuatro o cinco años, pero duré muy poco. No era fácil ni cómodo en aquellos tiempos. Yo lo pasaba mal ante el bullying, como se conoce hoy en día. Luego cuando tenía once años volví a retomarlo en otra escuela de Alicante, porque a mi padre lo destinaron allí. Finalmente regresé a Melilla con trece años y ya formalicé mis estudios de baile. Con quince años me fui a Sevilla para continuar con ellos en la Escuela de Danza Matilde Coral por el Conservatorio de Sevilla y hasta hoy. Cuando terminé mi carrera empecé con Arte Dramático, a cantar y a hacer programas de televisión. Todo lo relacionado con el mundo del espectáculo. He tenido la suerte de dedicarme a lo que me gusta. Gracias a dios siempre me he considerado una persona muy querida en Melilla por el público y estoy muy satisfecho en ese sentido.
Se fue de Melilla y luego decidió regresar. ¿Qué lo hizo volver?
Me fui de aquí con quince años y volví con treinta. Me imagino que me cansé un poco. Es una profesión muy complicada y las oportunidades son escasas. Al haberme ido tan joven, supongo que llegó un punto en el que también echaba de menos la familia y querer tener una estabilidad laboral. Y ya pues llevo veinte años aquí. Ahora mismo estoy contento de que lo que me da de comer es mi trabajo como profesor en la Escuela de Danza Municipal de la ciudad. Así que trabajar de lo que uno le gusta, ya es un privilegio. No me arrepiento, pero no sé qué hubiera pasado si me hubiese quedado. De momento estoy bien, me subo al escenario cuando buenamente puedo y no me puedo quejar.
En el tiempo que lleva dando clases en la Escuela de Danza ¿qué es lo más bonito de enseñar este arte?
Con este curso que empieza ahora llevo ya dieciocho años. Siempre es una maravilla encontrarse con alumnos que tienen vocación, que tienen entrega y disciplina. Y cuando todo eso es mutuo, la relación alumno-profesor es recíproca, es muy bonito. También hay gente que viene por el ejercicio físico y otras cosas. Pero la mayor satisfacción es cuando esa gente termina las clases con la mente y el alma despejadas. Yo siempre digo que la danza, y en general todo lo que es el arte, es un ejercicio para el alma, para desconectar y encontrarnos a nosotros mismos. Consigues expresar con el cuerpo lo que las palabras muchas veces no pueden hacer. Entonces para mí es muy satisfactorio ver que el alumno está aprendiendo y cómo mejora en el día a día.
Antes comentaba que cuando empezó a bailar de pequeño sufría bullying. ¿Cree que esa situación ha cambiado actualmente?
Creo que ha cambiado poquito. Para los años que han pasado, debería haber cambiado más. De hecho, yo trabajo también en otras escuelas municipales, como la de Écija en Sevilla, y en estos dieciocho años he tenido alumnos masculinos, pero pocos. Últimamente me parece que vamos para atrás. No sé qué problema tiene que haber en esta ciudad, o en España en general, para que bailar tenga que ser algo exclusivamente de las mujeres. Es algo que no termino de entender. Hay grandísimos bailarines en la historia y no necesariamente han sido homosexuales. No pasa nada: si son homosexuales lo son y si son heterosexuales también. Pero eso de relacionar ser gay con las artes… Ni todos los gays son bailarines, ni peluqueros, ni maquilladores. Los hay en todos los ámbitos laborales, les guste a muchos o no. Es lo que hay. Si un niño quiere bailar o una niña jugar al fútbol, los primeros que tienen que apoyarlo son sus padres. Lo importante es que sean felices por encima de todo desde que son bien pequeños y crezcan sin prejuicios. Es una cosa que hay que cambiar porque yo todavía lo vivo en mis propias carnes. Es evidente que algo está fallando y debemos colaborar todos para que estos prejuicios acaben.
¿Cómo ve la cultura flamenca en Melilla?
Melilla siempre ha sido una ciudad muy flamenca porque ha tenido tres peñas flamencas y aquí han venido las primeras figuras del flamenco. Los tiempos, los estilos musicales y la población cambian, pero afortunadamente existen artistas y grupos locales que siguen luchando por mantener esa cultura flamenca, que no se debe perder. Y las instituciones tampoco deben olvidarlo, ya que el flamenco es patrimonio cultural inmaterial y tienen la obligación de hacerlo.
¿Cómo ha visto la Feria este año?
El lunes estuve en la caseta de TV Melilla actuando y ayer en la Caseta del Mayor. Luego cuando terminé de cantar, me tomé una copa con mis amigos y di una vuelta por las casetas para vivir la Feria, porque yo siempre he sido muy feriante. Este año la Feria me ha gustado especialmente porque parece que se ha recuperado las ferias de antaño. He visto un ambiente de feria de toda la vida y la gente muy participativa. También me ha gustado mucho la elección de los artistas en la Caseta Oficial, como las del resto de casetas en general. La Caseta del Mayor ha mantenido toda la semana ese ambiente de feria de toda la vida, de sevillanas y rumbas, que eso no se puede perder. Ojalá todos los años se mantenga así.
De cara al nuevo curso, ¿cómo se plantea? ¿Hay nuevos proyectos?
Empezamos el curso el 19 de septiembre y, además, con muchas ganas. Ya sin restricciones ni mascarillas ni nada. Desde la pandemia hubo un bajón bastante grande en todos lados respecto al alumnado y al miedo de asistir a clase. Yo espero ya por fin que este año vuelva a estar en alza, que la gente se anime a bailar, que no tenga miedo... En general hay muchas ganas de volver a trabajar, presentar los proyectos artísticos que tengo y que la gente disfrute mucho con ellos.