En Melilla, como en muchas otras ciudades de España, el amor por las mascotas está presente. Según diferentes estudios, entre el 40% y el 50% de los españoles tienen al menos un animal de compañía en casa. Y en la ciudad autónoma, todo indica que ese porcentaje podría ser incluso mayor. Pero para los melillenses, ¿qué es mejor tener un gato o un perro?
Las opiniones son variadas, pero lo que está claro es que la presencia de estos animales en los hogares melillenses es cada vez más fuerte. Para algunos, los perros son los compañeros perfectos por su lealtad y cariño. Para otros, los gatos ganan por su independencia y carácter cariñoso, cuando quieren. La pregunta es, ¿quién gana en Melilla?
El Faro ha salido a las calles de la ciudad autónoma para conocer de primera mano qué opinan sus habitantes sobre este debate. Algunos lo tienen claro. “Yo prefiero los gatos. Son más independientes y no tienes que estar sacándolos a pasear todo el rato. Tengo tres y la verdad es que llenan mi casa de alegría”, contó un vecino de Melilla la Vieja.
Otros, son fieles defensores de los perros. “Para mí, un perro es la mejor compañía. Tengo a Ronco, un pastor alemán y no lo cambiaría por nada. Siempre está ahí, moviendo la cola cuando llego a casa y me obliga a salir y moverme”, explicó una joven que paseaba por la Plaza Pedro de Estopiñán.
Pero más allá de gustos personales, lo que queda claro es que la mayoría de los melillenses que tienen mascotas aseguran que estos animales les aportan felicidad y compañía. Los vecinos de la ciudad autónoma han asegurado que son una parte fundamental de la familia.
Los perros
Aunque hay muchos amantes de los gatos en la ciudad, todo apunta a que los perros llevan la delantera. No es raro ver a cualquier hora del día a muchos melillenses paseando con sus perros por la ciudad o jugando en los parques.
Una señora del Barrio del Mantelete contó cómo su perrita Proa se ha convertido en su mejor amiga. “Si no fuera por ella, no saldría tanto de casa. Me obliga a dar paseos, me hace reír y siempre está conmigo. La quiero como a una hija”.
Para muchas personas mayores, los perros son un apoyo emocional importante. Aportan compañía y ayudan a mantener una rutina diaria. Además, según han contado varios dueños, en Melilla hay cada vez más facilidades para tener un perro: veterinarios, tiendas especializadas y parques especiales para ellos.
Los gatos
A pesar de la preferencia general por los perros, los gatos no se quedan atrás. Muchas personas prefieren su carácter más independiente y su capacidad de adaptarse a espacios pequeños. En Melilla, donde muchos hogares son apartamentos sin jardines, los gatos son una excelente opción.
Una vecina melillense dijo que “a mí me encantan los gatos porque son cariñosos a su manera y no te exigen tanto como un perro. Mi gata sabe cuándo quiero mimos y cuándo prefiero estar tranquila. Es la compañera perfecta”.
Además, hay quienes defienden que los gatos son más fáciles de cuidar. No necesitan ser sacados a pasear y su mantenimiento es más sencillo. Sin embargo, algunos melillenses admiten que los gatos tienen mala fama debido a ciertas supersticiones como la del gato negro.
Entre los testimonios recogidos, algunas personas admiten que prefieren a los perros porque han tenido malas experiencias con los gatos. Es el caso de una melillense jubilada que contó a El Faro una mala pasada. “Cuando era pequeña, un gato arañó a mi tío en el dedo, se le infectó hasta tal punto que tuvieron que cortarselo. Desde entonces, les tengo respeto”.
Estos miedos, en muchos casos, provienen de mitos o experiencias aisladas. Aun así, los amantes de los gatos aseguran que estos animales pueden ser tan cariñosos y leales como los perros, solo que de una forma diferente.
Gatos callejeros
A pesar de que los perros son más populares como mascotas domésticas, en Melilla hay una creciente concienciación sobre el bienestar de los gatos callejeros. Muchas personas y asociaciones locales se encargan de alimentar y cuidar a estos felinos, que forman parte del paisaje urbano de la ciudad.
Organizaciones y voluntarios llevan a cabo programas de alimentación y esterilización para evitar la superpoblación felina y mejorar sus condiciones de vida. Algunos vecinos incluso han adoptado gatos de la calle y les han dado un hogar. “Yo empecé dándoles comida en la calle y al final uno de ellos terminó quedándose conmigo en casa”, comentó un melillense que ha rescatado a varios de estos animales indefensos.
Además, en muchos barrios de la ciudad es común ver puntos de alimentación gestionados por personas que, de forma voluntaria, se aseguran de que los gatos sin hogar tengan algo que comer y estén en buenas condiciones. “Es nuestra responsabilidad ayudarlos, no son un problema, la mayoría están castrados y no podemos dejar que se mueran de hambre”, comentó otro vecino comprometido con esta causa.
Parte de la familia
Independientemente de si prefieren perros o gatos, los melillenses coinciden en algo: las mascotas son una parte esencial de sus vidas. Para muchas personas, son compañeros fieles que les aportan felicidad y compañía.
Una vecina melillense que tiene tres perros y un gato, contó emocionada: “Yo ya tengo a mis hijos mayores, así que mis animales son como mis niños. Me aportan amor, alegría y cada uno tiene su personalidad”.
Otro aspecto importante que mencionan muchos dueños de mascotas en Melilla es la responsabilidad que implica tener un animal. No se trata solo de disfrutar de su compañía, sino de cuidar de ellos adecuadamente, llevarlos al veterinario y asegurarse de que tengan una buena calidad de vida.
Si hay que elegir un ganador en esta batalla entre perros y gatos en los hogares melillenses, los perros parecen llevar la ventaja según los melillenses que han querido dar su opinión. Su carácter fiel, su energía y la conexión emocional que crean con sus dueños los convierten en la opción más popular en la ciudad autónoma.
Sin embargo, los gatos siguen ganando terreno. Cada vez más personas aprecian su independencia, su limpieza y su capacidad para adaptarse a distintos espacios y estilos de vida.
Al final, todo depende de las necesidades y preferencias de cada persona. Lo que sí es seguro es que tanto gatos como perros hacen de Melilla una ciudad más viva, con más ladridos y ronroneos que nunca.