El presidente de la Autoridad Portuaria de Melilla, Víctor Gamero, afirma que ha vuelto a la que siempre ha sentido como su casa. Subraya que han cambiado mucho las formas de actuación en el Puerto y que tiene un reto importante por delante: sacar de las pérdidas a esta entidad.
–¿Qué valoración hace de estas semanas al frente del Puerto?
–He vuelto a mi casa. En el Puerto llevo desde 1981 y en la Autoridad Portuaria desde 1986. Además, fue presidente de la Autoridad Portuaria hace 20 años y antes también fui secretario general e incluso antes fui secretario contador de la Junta del Puerto. El Puerto es mi casa y la Autoridad Portuaria también. Es magnífico poder volver a tu casa después de tanto tiempo. Aunque también han cambiado mucho las cosas.
–Eso quería preguntarle, ¿ha cambiado mucho la forma de dirigir la Autoridad Portuaria?
–Ha cambiado mucho el tema de la reglamentación. El funcionamiento del puerto sigue siendo igual, aunque haya aumentado el número de pasajeros y ahora haya disminuido el tráfico de mercancías. Pero las normas que se aplican a los puertos se han endurecido y es complicada ahora la gestión con estas normativas. Los procedimientos de contratación y los de relación con otros puertos son más lentos y dificultan la administración.
–¿Cómo se ha encontrado el Puerto?
–El Puerto está, francamente, en una situación hostil en cuanto a los tráficos y la cuenta de resultados. De un puerto, salvo excepciones, que siempre venía dando un saldo positivo en las cuentas de ganacias y pérdidas, ahora lleva un tiempo, con motivo de la frontera y de la bajada de las mercancías que pasaban a Marruecos, que estamos en pérdidas. Es bastante mala la situación. Hace unos días hubo una despedida de la única naviera que tenía contacto directo con Maersk. La situación final se puede resumir con respecto a la caída del tráfico de mercancías que ha repercutido tanto en la Autoridad Portuaria de Melilla que somos el único puerto de España que pierde dinero. Hay 28 autoridades portuarias en el país y solo una, la nuestra, está en números rojos. Ésta es la gravedad de la situación en la que nos encontramos. También es un reto.
–¿Cómo se va a afrontar esta situación en 2020?
–Lo afrontamos buscando nuevas soluciones. Estamos buscando nuevas líneas con las que poder conectar al puerto de Melilla. Estamos con un tema aprobado ya, como son los cruceros y la construcción de un pantalán para su atraque. Además, buscamos soluciones más ingeniosas como son las de los yates.
Tenemos propuesto, y se hará realidad en breves fechas, que el impuesto para el carburante o diesel marino pase del 7% al 0,5% y también que la importación de las embarcaciones tengan un impuesto de matriculación del 0,5% porque ahora está en el 7%. Dejaremos a este sector casi exento de impuestos. Todo ello está destinado a atraer embarcaciones de fuera. Lo que pretendemos es que embarcaciones de recreo de gran tamaño vengan a Melilla a repostar, a hacer estancias y a hacer compras. Eso tendrá repercusiones para toda la ciudad. Es una cosa que creo que vamos a conseguir y hay ya personas atentas a este tema tras hacer una pequeña campaña dirigida a este sector. Ya tiene eco y empiezan a preguntar cuándo se van a poner en marcha estas ventajas. Ésta sería una salida.
Otra salida es que estamos con los cruceros. En el último plan de empresa quedaron consignados a efectos reales y a disposición del puerto el proyecto y una parte de la obra, porque no toda se va a poder ejecutar en el 2020. Será un dique de 400 metros que permitirá, y así está previsto, que grandes cruceros que cruzan por el Mediterráneo puedan recalar en Melilla e incluso tenemos previsiones y nos gustaría que casi viniera una gran embarcación a la semana.
Ahora mismo hay cruceros previstos para 2020. Serán seis. A final de año se preveía una más. Esto antes de la construcción de ese dique que permitirá la llegada de los grandes cruceros y que estará listo, creemos, en dos años.
–Es un proyecto a largo plazo, pero ¿ya comienza a ser una realidad en este 2020?
–Sí ya empieza, porque hacer un dique de 400 metros es complicado y los trámites ya están comenzado. En primer lugar, habrá que hacer un dragado para que estos grandes cruceros puedan entrar y está previsto que lo pueda hacer la Ciudad y que la arena que se saque sirva para llenar los trozos de las playas melillenses que son más estrechos. Tendrá un doble efecto: hacer un calado más grande y aumentar las playas de tamaño. Una vez que se haga el dragado se hará la construcción del dique de 400 metros. Llevará tiempo, pero a nivel presupuestario está aprobado.
–¿Y la reducción de los impuestos para cuándo se prevé?
–El sector de los yates es muy amplio y ahora mismo no viene ninguno cuando hay muchísimos. Ahora van a Gibraltar y lo que haremos será hacerle la competencia a su puerto. Queremos que gran parte de las embarcaciones de matrícula de fuera de la Unión Europea, en lugar de ir a Gibraltar a repostar o a hacer la salida que tienen que hacer por contar con una bandera extracomunitaria, lo hagan en Melilla. Queremos crear un marco favorecedor a este tipo de embarcaciones. Son propiedad de personas con alta capacidad adquisitiva y deseamos que eso repercuta en la ciudad, en el comercio melillense.
–Para el Puerto se han planteado dos grandes proyectos. Por un lado, la ampliación del puerto y, por otro, el aeropuerto intercontinental. ¿Hay alguna vía para emprender una de las dos propuestas?
–Debemos hablar primero del escenario en el que nos encontramos. Son temas que se han abordado con la presidencia de Puertos del Estado, pero dada la situación política general no hay soluciones. Los dos proyectos son proyectos de Estado. Para ambos la inversión superaría los 300 millones de euros y no es una cuestión exclusiva portuaria, sino de Estado. Se trataría de hacer una inversión de gran calado, hablando en términos portuarios. Necesitamos que el Gobierno central sea estable para plantearle uno de los dos proyectos. Pero una cantidad de fondos tan grande no sale de Melilla, sino de Fomento o de otras áreas del Ejecutivo. Se presentarán los dos. El proyecto de ampliación es eso, un proyecto, que lleva más de una década tramitándose y realizándose estudios sobre el mismo. El aeropuerto internacional es más bien un diseño o idea sobre la que hay que seguir trabajando para convertirlo en un proyecto. No son dos proyectos equiparables en su desarrollo, pero como no depende de Melilla los fondos, hay que elevar al Estado ambos y ver cuál de los dos puede ser beneficiaria de financiación.
No obstante, el criterio que se tiene en general en el conjunto del sistema portuario es que las ampliaciones de los puertos deben estar financiadas con capital privado. Hay puertos, como el de Valencia, que tiene mucho mayor superficie concesionada que el de la propia de la Autoridad Portuaria de Valencia. Las constructoras en alianzas con los operadores son los que las explotan y luego pagan cantidades que correspondan a la Autoridad Portuaria. Ése es el escenario en el que se mueven las ampliaciones de los puertos. Todo ello por experiencias recientes, como la de La Coruña, en la que han hecho grandes inversiones en las que no se ha llegado a nada. El criterio es asegurar que las grandes inversiones tengan rendimiento.
Si llega alguien a Melilla con 300 millones de euros para hacer la ampliación, desde luego que no le vamos a decir que no. Pero por el momento no existe esa oferta. Y es que la financiación privada muchas veces garantiza el éxito de la utilidad y luego, la rentabilidad de ese proyecto.
–¿Qué otros proyectos tiene previsto para este año?
–Pues traemos entre manos cuatro actuaciones importantes dentro del puerto a iniciativa privada. Una de ellas es de carácter industrial con empleo para un buen número de personas. No puedo dar los datos porque hay que preservar la confidencialidad de la iniciativa privada y no queremos perjudicar a los inversores.
Pero hay cuatro actuaciones de las iniciativa privada pendientes de acometer. Las cuatro son importantes. La primera que le he dicho y luego el resto son temas más portuarios.
–¿Se darán la mano la iniciativa privada y la pública?
–Así es como están los puertos. En los consejos de Puertos del Estado nos dicen que estas entidades tienen que ser autosuficiente y, en este sentido, hay que conjugar esos buenos números para el puerto con la rentabilidad de las empresas que se instalan en los puertos. Éste es el secreto de que los puertos funcionen bien y no haya dinero público tirado.
–¿Qué hay de la posibilidad de sacar una línea de transporte con Argelia?
–A esa me refería antes. A estas alturas nosotros lo tenemos todo preparado. Me refiero a la parte española. El puerto de destino sería Ghazaouet, que es el más cercano. Tenemos una naviera que cuenta incluso ya con el barco preparado para esta actuación. Las autoridades españolas, como no puede ser de otra manera y dada la situación en la que se encuentra la ciudad a nivel económico, están todas a favor. Lo que nos falta es que la naviera, porque no es una actuación del Puerto, de la Ciudad o del Estado, consiga esa línea. Esa ruta la logra en Argelia y es la naviera la que está pendiente de solventar este asunto. Aquí está todo preparado. Y todos estamos deseando que pueda iniciarse. Es interesante que Melilla pueda conectarse con Argelia como ya pasó en los años 80. La frontera con Argelia lleva muchos años cerrada. Pero hay que recordar que los coches con matrícula de Argelia ocupaban nuestra plaza de España y la avenida porque venían a comprar. Eso la gente joven no lo recuerda. Pero eran compradores muy interesantes. Y ahora, según el eco que tenemos con los empresarios melillenses que han sondeado este tema, hay interés de los argelinos en venir a comprar.
Víctor Gamero: “El tráfico de mercancías no es bueno: acabamos el año con las mismas toneladas que hace 20 años”
–¿Cuáles son las cifras de mercancías actuales?
–El tráfico de mercancías no es bueno. Acabamos el año con las mismas toneladas que hace 20 años. Eso muestra la gravedad del asunto.
–¿Ha habido diferencias significativas entre los diferentes meses de este año?
–Hubo una importante bajada hace dos años con la reordenación de la frontera y luego ha ido bajando de forma sostenida y poco a poco. No ha habido bajadas bruscas.
–¿Y con las cifras de pasajeros están contentos?
–Sí. Estamos en unos 900.000 pasajeros y el pico que ha habido en Melilla fue de 920.000. En este sentido, no tenemos problemas. Quizás podamos ir compensando nuestras cuentas por el aumento que se ha producido en estos años del pasaje. Las mercancías han caído de tal manera que nos dejaba en pérdidas aún mayores.
“Es la Ciudad la que debe proponer las bonificaciones al transporte marítimo y aéreo”
–¿Cómo son las relaciones con las navieras? ¿Han pedido más rotaciones? ¿Habrá posibilidades de ver nuevos barcos?
–Lo primero que hay que analizar es la gran cantidad de pasajeros que se mueven para una población como la de Melilla. Tenemos muchos barcos y los melillenses queremos tener más, y el Puerto también. Pero los barcos muchas veces no van llenos. Sí que lo están cuando son Navidad o los fines de semanas. Pero exigirles a las compañías un esfuerzo más no será posible. Lo que sí podemos es seguir avanzando en cuanto a las bonificaciones o su reordenación, aunque no depende de la Autoridad Portuaria, sino del Ministerio. Se podría ver qué se bonifica y cómo se hace para que haya mejoras. Además, a mayor tráfico de pasajeros las navieras responderán positivamente buscando ganar más dinero. Una reordenación de dónde se gastan las bonificaciones al transporte de forma general sería interesante. Creo que habría que hacer un marco general de las subvenciones al transporte tanto de pasajeros como de mercancías y tanto aéreas como marítimas. De esta forma, se sabría el valor de las ‘carreteras’ para los melillenses. E incluso se podría proponer desde Melilla a Madrid qué subvenciones serían las mejores, aunque nos equivocáramos porque ahora, si hay errores, los comenten otros. Pero creo que la Ciudad es la que debe proponer esas bonificaciones al transporte marítimo y aéreo. Sería ir más allá del contrato marítimo. Se podría hacer un análisis de todo y a partir de ahí, el Gobierno local proponga al Ministerio una ordenación de otro tipo para destinar subvenciones a unas u otras cosas.
–¿Qué tal la relación con los puertos de Motril, Málaga y Almería?
–La propia actividad del Puerto ha hecho que no haya tenido ocasión aún de visitar estos puertos. Sí que los conocí en una reunión de Puertos del Estado.
–¿Tiene previstas reuniones con estos puertos?
–Sí claro. Tengo previsto visitar Málaga y Almería. Y también visitaremos más puertos de la comunidad andaluza a efectos de que nos apoyen en una modificación del fondo de compensación interterritorial que queremos hacer. Asimismo, queremos apoyo en cuanto a las bonificaciones que tiene este puerto y que vienen directamente a la cuenta de resultados de la Autoridad Portuaria. Éste es uno de los temas que nos lleva a tener pérdidas. El pasaje y el buque tienen unas subvenciones que no están a cargo del sistema portuario, sino a la cuenta de pérdidas y ganancias de la Autoridad Portuaria de Melilla. Hay que trasladar el verdadero problema que tenemos a otras autoridades portuarias pues luego hay que votarlo.
–¿Se sabe algo del proyecto de construcción del hotel en el Cargadero del Mineral?
–La Autoridad Portuaria ha hecho esfuerzos, ahora y antes, de cara a poder ocupar ese inmueble que tuvo una inversión hace más de 25 años y no se ha ocupado jamás. El tema en cuestión es que tiene muy poca superficie explotable en relación con la inversión que se desarrolló allí por ser un monumento histórico industrial. La propia normativa de los puertos hace que el canon resultante sea muy elevado en relación con los metros disponibles de uso. Se aprobó su uso hotelero y se ha tenido relación con diversos grupos hoteleros pero no llega a cuajar ninguno. Son conscientes de este problema. Hubo un gran grupo hotelero que nos aconsejaba alguna solución, como que la empresa que se quede con el cargadero tenga otro espacio hotelero en la ciudad para poder compartir gastos. Pero un grupo nuevo que venga a eso es complicado. Aunque pensamos otros usos, como compartidos con otras entidades a través de convenios.