A las siete de la mañana (y no exagero) me llegó un WhatsApp con una denuncia de un supuesto trato de favor de la Policía a la delegada del Gobierno en Melilla que, según el agraviado, retrasó 20 minutos el desembarco de pasajeros en el puerto de Málaga para que el coche de Sabrina Moh y su familia se bajara el primero al llegar a la península.
El mensaje, reenviado por alguien a quien a su vez se lo habían reenviado, cuenta la historia de un melillense que ha empezado sus vacaciones de verano con mal pie. Y todo porque la Policía Nacional retuvo a los pasajeros del barco durante un buen rato sin que se produjera, aparentemente, ninguna incidencia.
Según cuenta el agraviado, los pasajeros de ese barco que viajaban en coche tuvieron que esperar 20 eternos minutos antes de poder desembarcar. Fue entonces cuando entendieron a qué se debía el retraso: a la señora delegada del Gobierno, Sabrina Moh, que salía la primera del barco con su familia.
“¿Por qué hemos tenido que esperar a que su excelencia salga la primera antes que cualquier ciudadano de a pie? ¿Alguien ha elegido a esta señora o ha ganado unas elecciones para ‘merecerse’ semejante trato?”
El mensaje concluye con un lamento que huele a echo-de-menos-a-Imbroda. “Jamás había visto algo semejante anteriormente, pero de ningún político de esta ciudad sea del partido que fuera”.
Huelga decir que me puse en contacto con la Delegación del Gobierno para conocer su versión. La respuesta fue rotunda: “Es totalmente mentira. Sabrina entró la última y, por tanto, salió la primera. Cualquiera que haya viajado en barco y subido el coche, sabe que los vehículos salen en el orden inverso al que entraron”.
Doy por hecho que la persona que escribió el mensaje, indignada, no acusó a Sabrina Moh de mala fe. Pero debió cerciorarse de que su versión de los hechos se corresponde con la realidad.
Es cierto que esto no se había visto nunca, entre otras cosas, porque el único político que ha sido visto en el barco por los que viajan semanalmente antes que la delegada del Gobierno es Francisco Vizcaíno, otro socialista como Sabrina Moh. Y, por cierto, ganar elecciones no le da potestad a nadie para tener un trato privilegiado en ninguna parte. Todo lo contrario.
Que (casi) ningún político suba al barco es el motivo por el que tenemos los barcos que tenemos. Aquí recala lo que sobra en otras partes. Y eso pasa porque quienes nos representan no conocen el transporte marítimo y así es difícil pelear por mejorarlo.
Sé mejor que nadie lo mucho que molestan los retrasos a la hora de desembarcar en Málaga. Es habitual que eso pase y uno se desespera, especialmente, cuando le quedan cuatro o cinco horas de viaje por delante.
Pero también es cierto que el último que sube al barco es el primero que baja. Lo sabemos todos. En este caso, desde Delegación del Gobierno aseguran que ésta es la explicación de lo ocurrido. No nos queda otra que apuntar con el dedo inquisidor al mensajito viral y etiquetarlo como ‘fake news’.
No es la primera vez que la delegada es centro de una noticia falsa. La anterior, al menos que yo conozca, es una que aún rula por las redes sociales y que recoge una escena del acto del Día de Melilla de 2018 en la que parece que Imbroda ignora a Sabrina Moh y le niega el saludo. En su momento consulté el vídeo con Delegación y ellos se encargaron de desmentirlo. Imbroda no saludó a la delegada en ese momento porque ya la había saludado antes. Fin de la historia.
Hay que tener mucho cuidado con lo que se cuenta en las redes sociales porque las ‘fake news’ tienen una capacidad de expansión incomprensible. Estas noticias hacen mucho daño y no sólo distorsionan la realidad sino que provocan tensiones innecesarias.
Para un político melillense que se sube al barco y mira la que se lía. Pero bueno, en su sueldo entran los agravios y disgustos. A la política, hay que venir curados de espanto y preparados para que en vez de flores, lluevan chuzos de punta. Miradlo por el lado bueno. Ya sabemos que Sabrina Moh conoce el barco. Ahora a ver si lo mejora.