Hoy les ofrecemos en las páginas 12 y 13 de este Diario una retrospectiva de los resultados electorales en Melilla desde el año 87, cuando el PSOE aún lograba hacerse con la mayoría absoluta en unas elecciones locales en esta ciudad. Ha llovido mucho desde entonces, como vulgarmente se dice, y se ha implantado un nuevo mapa electoral, muy definido, como lo demuestra la evolución del voto que ha ido registrándose entre el electorado melillense, después de la tortuosa década de los años 90, especialmente en su segundo lustro, el desembarco del GIL en Melilla, la sorpresiva y antinatura alianza con el partido de Aberchán, el no menos convulso y efímero Gobierno que logró presidir el cepemista, y el Gobierno posterior de concentración que llevó por primera vez a Juan José Imbroda a la Presidencia de la Ciudad, con el apoyo decisivo y el consenso de PP y PSOE.
Una década larga desde entonces en la que los principales actores de aquella operación que acabó por defenestrar a Aberchán de la Presidencia de la Ciudad han ido tomando nuevas posiciones, en algunos casos de forma antagónica, como ha venido a suceder con Ignacio Velázquez, expresidente de la Ciudad y portavoz, amén de consejero de Presidencia, de aquel primer Gobierno de concentración con Imbroda como presidente.
Una década larga además en la que se ha definido un mapa electoral en el que el PP resulta siempre victorioso, salvo en los colegios electorales de voto histórico y mayoritario a favor de CpM, que se corresponden en todos los casos con distritos poblaciones de mayoría de origen amazigh o bereber y confesión musulmana.
El análisis de los resultados electorales desde los comicios de 2003, junto al de las atípicas Generales de 2008 y las Europeas de 2009, arrojan siempre el mismo mapa electoral, con una mayoría de votos aplastante a favor del PP, en detrimento de CpM, que progresivamente va perdiendo votos a favor de los populares en sus feudos electorales, y un Partido Socialista que poco a poco ha ido recuperándose pero sin dejar de ser por ello en todos los comicios la tercera fuerza política de esta ciudad.
En las Generales de 2008, donde el voto por correo jugó un papel crucial, al crecer en un 76% respecto de los comicios de 2007 y sumar casi 5.500 electores que optaron por la vía del sufragio postal, la candidatura única de PSOE y CpM no logró tampoco arrebatar al PP su título de partido más votado en Melilla, pero sí consiguió acortar las diferencias, dibujando un nuevo escenario electoral que trasladado a unas autonómicas en Melilla arrojaría un reparto de 13 escaños a favor de los populares y 12 a favor de socialistas y cepemistas.
Sin embargo, aquel aumento desorbitado de votos a favor de CpM y PSOE ya no se reeditó un año después, en el marco de las Europeas, cuando los cepemistas sin concurrir sí estaban llamados a apoyar a sus socios del PSOE. De hecho, los socialistas ganaron una vez más en todos los feudos históricos de CpM, pero sin acotar tanto las diferencias con los populares como de hecho habían conseguido hacerlo en las Generales de un año antes.
El mapa electoral de Melilla está sin duda muy definido y, salvo sorpresas, tampoco las encuestas ni sondeos auguran que vaya a variar el próximo domingo. El interrogante radica en si el comportamiento que ya comenzó a denotarse en 2007, se confirma en estos nuevos comicios. Es decir, si el PP sigue ganando votos en detrimento del PSOE en los colegios del llamado ‘cinturón verde’, en alusión al color del emblema de los cepemistas, y sí CpM sigue perdiendo votos a favor del PSOE en los feudos del Partido Popular, tal cual ocurrió también en 2007.
Una evolución que, de producirse de forma progresiva sobre la senda marcada en los comicios autonómicos anteriores, ayudaría a confiar en que la bipolarización del voto en Melilla puede ir desmoronándose en beneficio de una ciudad más ecléctica y consecuente con su pluralidad en todos los órdenes de su vida pública.
Las elecciones siempre se juegan en esta ciudad con una carga añadida, que las convierten en un sondeo sociológico de enorme valor para analizar también las tendencias de la sociedad melillense.
Atentos por tanto a la escasa semana de campaña electoral que nos queda, sólo nos resta esperar que la limpieza en la praxis política sea la principal pauta en el desarrollo el próximo domingo del día de las votaciones.