La guerra entre Rusia y Ucrania ha producido lo que los expertos llaman “efecto acopio”, que equivale a “la acción que realiza un consumidor al comprar más productos de los que realmente va a consumir en un período corto de tiempo para tenerlos como reserva en sus despensas”, según explica Cristian Castillo, profesor de Estudios de Economía y Empresa de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).
“Se trata de un comportamiento que normalmente se produce debido a la falsa sensación de desabastecimiento de ciertos productos o por el anuncio de un encarecimiento de la materia prima que le lleva a comprar el producto en este momento y en mayor cantidad, antes de que suba de precio”, añade el especialista.
Datos del mes de abril del observatorio 40db aseguran que desde el inicio de la guerra, alrededor del 23% de los españoles declara haber hecho acopio de alimentos. Por otro lado, un 25% dice no haberlo hecho, pero sí lo ha pensado.
Con el objetivo de controlar la tendencia, varios almacenes importantes pusieron límites a las compras de algunos productos y hace poco el gobierno también optó por limitarlas, al modificar la Ley de Comercio Minorista y permitir el racionamiento “ante circunstancias extraordinarias o de fuerza mayor”.
Juan Carlos Gázquez Abad, profesor colaborador de los referidos estudios, argumenta que “estas decisiones aumentan la sensación de desabastecimiento en los consumidores y provocan también un aumento del 'pánico' y de la inseguridad sobre lo que va a pasar en el futuro que, a su vez, conducen a un mayor acopio de productos”.
Normalmente, el consumo anual de aceite de girasol de un español es de 4 litros; desde el inicio del conflicto en Ucrania, el gasto que están haciendo algunos consumidores llega hasta los 5 litros al mes.
La guerra y los posibles problemas económicos que de ella se derivan, ha provocado que aparezca la incertidumbre entre los consumidores. Números de la entidad mencionada correspondientes al mes en curso, indican que el 92% de los españoles piensa que las hostilidades entre Rusia y Ucrania afectan de forma negativa a la economía del país, mientras que solo un 3% niega que eso suceda así.
La profesora Neus Soler explica que “en época de crisis económica, o cuando se producen situaciones que generan incertidumbre sobre el tiempo que pueden prolongarse y existe la posibilidad de que se agraven, el consumidor tiene una sensación de pérdida de seguridad y desarrolla un comportamiento de compra compulsiva (emocional)”.
Las imágenes de estantes vacíos de algunos productos en varios supermercados, sobre todo aceite de girasol y leche, están explicadas en parte por el efecto acopio y las consecuencias que este genera.
En España, a pesar de ser el principal productor mundial de aceite de girasol (30% del total mundial y 41% en la Unión Europea), ha llegado a escasear este producto. “Sin ninguna duda, ha sido una compra totalmente irracional, porque su suministro estaba totalmente garantizado. Es difícil explicar la causa de las compras masivas de aceite de girasol, porque fueron totalmente irracionales y, por lo tanto, de difícil explicación", expresa Castillo.
Esta propia fuente asegura que no es motivo de preocupación el hecho de que existan ciertos problemas de suministros puntuales con algunos productos, pero sí consideró como una realidad la idea de que los precios sigan subiendo como consecuencia del contexto global.
“Si esta situación continúa como hasta ahora, en la que arrastramos las consecuencias de una huelga de transportistas y consumos irracionales de productos, podemos encontrarnos ante una situación muy complicada, especialmente para adquirir productos perecederos como la leche, la frutas o la verdura", sentenció Castillo.