El Faro se fue ayer a La Cañada de Hidum a comprobar cómo ha quedado la barriada tras el brutal terremoto que estremeció Melilla el pasado lunes y que ayer mismo tuvo una de sus réplicas más fuertes, de 4.7 grados en la escala de Richter.
En el barrio, conocido en prensa, sobre todo por las revueltas de jóvenes y las detenciones de supuestos yihadistas, los vecinos abrieron las puertas de sus casas a este periódico y mostraron los efectos del seísmo.
En La Cañada también han notado la aparición de grietas en fachadas, paredes y techos, pero, todo hay que decirlo, en menor grado que en el centro. Aún así, muchos afectados, que los hay, no saben que tienen derecho a las ayudas que da el Gobierno.
El líder de CpM, Mustafa Aberchán, pedía el pasado martes que se prestara especial atención a los distritos IV y V y ayer, desde el Ejecutivo local, el consejero Manuel Ángel Quevedo le contestaba que sólo habían recibido tres llamadas desde La Cañada.
Las dos partes tienen razón, pero habría que tener en cuenta que si mucha gente del centro no se entera de cómo pedir las ayudas o qué derechos tiene, allí en la periferia, donde el nivel cultural es mucho más bajo y los índices de pobreza, superiores, la desinformación es mayor. Se necesitarían, de forma urgente, técnicos o, en su defecto, voluntarios que recorrieran los barrios e informaran a los vecinos de qué trámites hacer, cómo y dónde hacerlos.
En principio, la oficina abierta ayer por la Delegación del Gobierno entregó los primeros 140 impresos de solicitudes de ayuda a los damnificados que se dieron prisa en iniciar los trámites.
No hay que dormirse en los laureles porque el tiempo corre deprisa y sólo hay 28 días para realizar estas gestiones porque, al parecer, los melillenses hoy por hoy están más preocupados por las réplicas del terremoto del lunes que por pedir las ayudas.
Expertos consultados por El Faro han vuelto a reiterar que no hay nada ‘raro’ en que ayer hayamos sufrido un terremoto de 4.7 grados. De hecho, explicaron que los japoneses aún están sintiendo réplicas del seísmo de 2011.
La naturaleza nos ha dado un buen susto y ahora hace falta sobreponerse y ocuparse de las cosas terrenales. No podemos esperar al último día para solicitar las ayudas del Gobierno.