La AUGC considera que existe “un agravio comparativo” en las horas de servicio prestadas.
La mejora de las instalaciones no es la única demanda de la Asociación Unificada de la Guardia Civil (AUGC), ya que sus integrantes denuncian que, pese a haberse establecido en el año 1998 la jornada de 37 horas semanales “para los agentes del cuerpo, ha quedado en una mera declaración de intenciones”, pues apuntaron que hay servicios como el de guardias que no contabilizan como horas laborales. Además, recordaron que esta iniciativa llegó a la Benemérita “con diez años de retraso” con respecto a otras Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, como la Policía Nacional.
“Durante todo este tiempo, los agentes de la Guardia Civil hemos sido olvidados y maltratados por el Gobierno”, rezaba la carta que la AUGC entregó hace unos meses al Ministerio del Interior, “de manera que nuestras condiciones laborales son inimaginables para cualquier otro funcionario público de España”.
Y es que, en términos generales, sostienen que un componente de la Benemérita trabaja una media de 22 horas mensuales más que los de otros cuerpos, por lo que consideran que existe un agravio comparativo en el que sale perdiendo la Guardia Civil.
“A todos los cuerpos policiales se les reconoce el especial sacrificio que supone el servicio a turnos reduciendo, mediante la aplicación de índices correctores, su jornada laboral, pero a los guardias civiles se les continúa negando este derecho. Seguimos sin disponer de una mínima regulación de la jornada de trabajo y, a cambio de una escuálida productividad mensual, realizamos de forma gratuita todas las horas de servicios que sean necesarias”, continuaba el texto de protesta.
Agravio comparativo
Además, se reseña que las propuestas realizadas desde la Dirección General del cuerpo se encuentran “muy alejadas” de acabar con el agravio comparativo que denuncian.
Incluso se le recordó al ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, que durante su intervención en el día de la constitución del Consejo de la Benemérita, aludió a un proceso de cambio necesario en el cuerpo, reconociendo que precisaba de “un impulso de modernidad”, por lo que le conminaron a cumplir dicha promesa.
Para finalizar, reprocharon en su misiva el hecho de que el Gobierno central se “niegue” a impulsar en el Parlamento la Ley del Personal de la Guardia Civil, evitando de tal manera que los agentes “puedan aspirar a una auténtica carrera profesional”.